Manejo de ponedoras de levante y principales retos
En el manejo de ponedoras, las fases de cría y de recría (o levante), son fundamentales para que la gallina pueda expresar su máximo potencial genético en la fase productiva, consiguiendo una curva de puesta con un pico alto y persistente.

En el manejo de ponedoras, las fases de cría y de recría (o levante), son fundamentales para que la gallina pueda expresar su máximo potencial genético en la fase productiva, consiguiendo una curva de puesta con un pico alto y persistente.
El objetivo es conseguir un animal con un tamaño adecuado, con un buen desarrollo óseo, muscular e inmunitario, no engrasado, dentro de los pesos recomendados para la línea genética y con una buena uniformidad en términos de lote.
Para poder alcanzar este objetivo, hay que tener en cuenta:
- El manejo de ponedoras de levante: control del estado sanitario tras la recepción y semanalmente, la densidad del lote, el corte de pico, el programa de alimentación y de iluminación, y el plan vacunal diseñado.
- Las medidas de bioseguridad de la granja para evitar la presencia de agentes patógenos, ya sean virus, bacterias como Salmonella o parásitos como Eimeria.
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MANEJO DE PONEDORAS DE LEVANTE
PROGRAMA DE ALIMENTACIÓN
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FASE DE ARRANQUE: 0-4 semanas
Este periodo es muy importante para el desarrollo de la pollita y de todos sus órganos vitales. En esta fase se produce el desarrollo del aparato digestivo y su flora, y también de los sistemas inmunitario y esquelético. También se lleva a cabo la primera muda. Todo esto requiere unas altas necesidades energéticas y proteicas, con alimentos de alta digestibilidad y sin restricciones en el consumo.
Cabe que destacar que el consumo en esta fase es bajo y no tiene gran impacto en el coste total de la producción. Aun así, no debe escatimarse en calidad y precio del alimento, debido a la repercusión que tiene en fases posteriores. Un crecimiento inadecuado en este periodo tiene un efecto determinante en el peso al inicio de la puesta y la productividad del animal.
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FASE DE RECRÍA: 4-15 semanas
A partir de las 10 semanas de vida, la pollita ha completado el desarrollo del aparato digestivo y ha aumentado considerablemente su tamaño. El esqueleto sigue en desarrollo, especialmente el hueso medular, así como la formación de masa muscular y la deposición de grasa, y se inicia el desarrollo hormonal, del oviducto y el ovario. En esta fase se realizan dos mudas parciales.
Es importante evaluar el desarrollo corporal y la conformación, así como el tamaño de las crestas y su coloración, para poder establecer el grado de madurez física y reproductiva del lote, así como la presencia de posibles factores disruptivos, ya sean agentes infecciosos o defectos de manejo.
En las últimas 5 semanas se consume casi la mitad del pienso total de la recría, y se recomienda la administración de alimento con un buen nivel de fibra y menor aporte de proteína y energía.
La finalidad de esta pauta es no engrasar la pollita y estimular la capacidad de ingestión, para que el buche y la molleja tengan un desarrollo adecuado. Conseguir una buena capacidad de ingestión es fundamental para las primeras semanas de puesta, momento en el que las necesidades nutricionales son muy altas y la ingestión puede verse limitada. La capacidad de ingestión y el peso al inicio de la puesta determinará el peso del huevo de la gallina.
PROGRAMA DE ILUMINACIÓN
Los factores a tener en cuenta para el programa de iluminación en avicultura son: la intensidad y uniformidad de la luz, la duración o fotoperiodo, la longitud de onda y la fuente de iluminación.
Durante la etapa de recría, y conforme las aves se acercan a la madurez sexual, aumenta su sensibilidad a la fotoestimulación. El programa de iluminación genera una respuesta fotosexual en hembras en desarrollo y permite sincronizar la madurez sexual de las gallinas y estimular el inicio de la puesta.
Existen estudios que indican que la luz roja o la luz blanca (que contiene el color rojo) estimulan más el desarrollo de las gónadas que la luz verde o azul, aunque sería necesario profundizar en su investigación para confirmar el efecto de la longitud de onda en el desarrollo gonadal.
La uniformidad en la iluminación dentro del galpón también es un factor importante a tener en cuenta. La intensidad de la luz no debe variar más de un 25-35% dentro del galpón para que el acceso a comederos y bebederos no se vean comprometidos.
Al final del periodo de recría, los valores lumínicos deben ser igual o inferiores a los de la nave de puesta.
PLAN VACUNAL
El plan vacunal debe adaptarse al área y explotación. En el diseño del plan vacunal es fundamental valorar:
- Las enfermedades a incluir. Las vacunaciones que suelen ser comunes en cualquier región son: la vacunación frente a a la enfermedad de Gumboro, la enfermedad de Newcastle y la bronquitis infecciosa.
- Las cepas de cada patógeno presentes en la explotación.
- Las vacunas comerciales disponibles y sus características.
- Reducir al mínimo necesario el manejo de ponedoras de levante. La organización de las vacunaciones en el calendario. Establecer las fechas para el plan vacunal tiene como fin reducir el efecto de cualquier situación de estrés en el desarrollo de la inmunidad debido al manejo.
- La valoración de la eficacia de las vacunaciones mediante serología.
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BIOSEGURIDAD EN LA EXPLOTACIÓN
Entre las medidas a incluir en el programa de bioseguridad de la explotación se encuentran:
- Realizar el sistema todo dentro – todo fuera, que significa que no haya animales de diferentes edades dentro de la nave.
- Conseguir que las pollitas sean de un mismo origen y que la entrada se realice en un solo día. En caso de que existan múltiples entradas, deben realizarse en menos de una semana.
- Nunca deben incorporarse animales de otros lotes durante la fase de recría.
- Llevar a cabo un plan de desinfección e higiene adecuado. El entorno de la nave debe mantenerse limpio y evitar presencia de pienso fuera de los comederos y silos.
- Mantener un correcto aislamiento de la nave de otras instalaciones, vehículos o vectores biológicos, como roedores, aves silvestres o insectos (moscas, Alphitobius diaperinus…).
- Controlar el acceso de personal ajeno y vehículos a la granja.
- Utilizar ropa específica para esas instalaciones, especialmente para personal ajeno. Asegurar la práctica de desinfección de botas y manos previamente a la entrada a la granja. Es recomendable el uso de duchas.
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PRINCIPALES RETOS EN EL LEVANTE O RECRÍA
Entre los principales retos en la fase de recría, destacamos: alcanzar el peso estándar con una buena uniformidad del lote, controlar la aparición de coccidiosis, y conseguir una buena inmunización de los animales.
PESO Y UNIFORMIDAD
La uniformidad en el peso del lote es un indicador de un desarrollo normal de la partida. Se expresa como el porcentaje de animales cuyo peso individual se encuentra entre ±10% de la media actual de peso del lote (Imagen 1). El objetivo es conseguir una uniformidad superior al 80%, considerándose buena si ésta es superior al 85%.
Imagen 1: Representación de la uniformidad del lote en gallinas en fase de recría. Fuente: Hyline
Entre los factores que afectan negativamente a estos parámetros productivos se incluyen:
- Las condiciones de hacinamiento.
- Una formulación inadecuada en energía o un mal manejo de la alimentación.
- Situaciones de estrés, ya sean causadas por patologías (coccidiosis, micotoxicosis) o por el manejo de ponedoras de levante, como el corte de picos.
Es recomendable complementar las medidas mencionadas anteriormente, como son el manejo de ponedoras y control de la alimentación y la bioseguridad, con el uso de soluciones naturales como soporte adicional para mejorar la salud intestinal.
El uso de pronutrientes acondicionadores intestinales, que promueven una correcta regeneración de la mucosa intestinal, permite mejorar la digestión y absorción de nutrientes, que finalmente se refleja en un mejor crecimiento del lote.
COCCIDIOSIS
La coccidiosis es la enfermedad protozoaria más común en avicultura y que causa considerables pérdidas económicas en la industria. Está causada por diferentes especies de Eimeria, un parásito intracelular que daña la pared intestinal del huésped, causando diferentes grados de enteritis y diarrea.
Pueden resultar afectados tanto animales criados en suelo como en jaulas. El momento de aparición de los síntomas suele ser alrededor de los 21-28 días de vida del animal, debido al tiempo transcurrido tras la infección y el ciclo reproductivo de Eimeria, aunque el riesgo de aparición de un brote está presente durante toda la fase de recría.
Es esencial el desarrollo de un plan de prevención mediante el uso de productos anticoccidiales o mediante la vacunación para evitar el efecto de la enfermedad en los parámetros productivos de los animales.
En ocasiones, pueden producirse brotes de coccidiosis una vez las aves son trasladadas a la nave de puesta, por lo que deben aplicarse medidas preventivas en el alimento que reciban tras el traslado.
Con la creciente aparición de resistencias frente a anticoccidiales químicos y las restricciones de uso para la fase de puesta, así como el riesgo de brote usando programas vacunales, se ha hecho patente la necesidad de soluciones naturales preventivas. El uso de optimizadores intestinales, que promueven la actividad del sistema inmune local del intestino, permite controlar la aparición de la enfermedad y sus efectos secundarios, tanto durante la fase de recría como en su traslado a la nave de puesta.
INMUNIDAD
Un aporte nutricional adecuado, combinado con unas buenas medidas de bioseguridad y con un plan vacunal adaptado a la explotación, son tres pilares básicos para conseguir una correcta inmunidad del lote.
El programa de vacunación en pollitas de recría (o levante), incluye principalmente la inmunización frente a la enfermedad de Gumboro, la enfermedad de Newcastle y la bronquitis infecciosa.
Con este programa se busca evitar los efectos de estas enfermedades inmunosupresivas: incremento de infecciones secundarias, descenso en los parámetros productivos y presencia de anormalidades en el huevo.
Para que la vacuna sea efectiva, el animal debe tener un buen estado inmunitario del día de la vacunación. Juntamente con unas buenas medidas de bioseguridad, es adecuado el uso de inmunoestimulantes que nos aseguren que el animal está preparado para recibir la vacuna y que potencien la efectividad de dicha vacunación.
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CONCLUSIONES
El control de las pollitas en la fase de recría es fundamental para que los animales consigan un crecimiento adecuado y homogéneo, ya que lo sucedido en esta fase se reflejará en los parámetros de puesta que obtengan durante su ciclo productivo.
La prevención de problemas de manejo de ponedoras de levante o sus enfermedades, junto con el control semanal del peso y la uniformidad, y los consumos de alimento y agua, permitirán obtener los resultados deseados.
Debido a la importancia de esta fase, es adecuado proporcionar moléculas activas naturales que complementen la dieta y las medidas ya mencionadas, como acondicionadores u optimizadores intestinales para asegurar una buena función digestiva y un control sobre agentes patógenos que puedan colonizar el intestino, así como el uso de inmunoestimulantes naturales para asegurar el desarrollo de una buena respuesta inmunitaria tras la vacunación.