Alergia Alimentaria en Perros
La alergia alimentaria se define como “todas las reacciones inmunomediadas posteriores a la ingesta de alimentos”, en contraste con la intolerancia alimentaria, que no es inmunomediada.

La alergia alimentaria se define como “todas las reacciones inmunomediadas posteriores a la ingesta de alimentos”, en contraste con la intolerancia alimentaria, que no es inmunomediada.
Las consecuencias clínicas de las alergias alimentarias se manifiestan tanto en el aparato digestivo como en la piel, siendo el prurito no estacional la manifestación más frecuente.
Alrededor del 10% al 15% de los perros con alergias alimentarias tienen problemas gastrointestinales, y aproximadamente la mitad de los perros afectados tienen una dermatitis pruriginosa no estacional.
Las reacciones adversas a los alimentos se dividen en dos categorías:
- Reacciones inmunológicas (mediadas por IgE) => hipersensibilidad inmediata e intermedia a los alimentos (anafilaxia).
- Reacciones no inmunológicas (no mediadas por IgE) => hipersensibilidad retardada a los alimentos.
La pared del tracto digestivo es la mayor superficie del cuerpo expuesta al medio. El tracto GI tiene que diferenciar entre nutrientes por un lado y sustancias potencialmente dañinas (bacterias, virus, parásitos) por otro lado, que deben ser toleradas o expulsadas (inmunidad) respectivamente. El tejido linfoide asociado al intestino (GALT) cumple esta doble función.
Cuatro mecanismos aseguran las conflictivas funciones de tolerancia y exclusión de antígenos:
- Barrera de la Mucosa
- Regulación de la respuesta inmune.
- Eliminación de antígenos
- Tolerancia de los antígenos que llegan la mucosa.
El deterioro de esta defensa del tracto GI, predispone a los pacientes a la alergia alimentaria.
Aunque en la mayoría de los casos clínicos, la etiología exacta no se conoce bien, las reacciones de hipersensibilidad de tipo I, III y IV son los mecanismos inmunológicos más probables. Los alérgenos alimentarios son (glico-) proteínas con un peso molecular de 10 a 70kDa y son resistentes al tratamiento con calor, ácido y proteasas.
Los alérgenos alimentarios potenciales incluyen carne (ternera, pollo, cerdo, caballo, cordero y pescado), huevos, leche, arroz, soja, trigo, maíz y otros cereales. En la mayoría de los casos, el prurito se debe a uno o dos alérgenos. Algunos estudios han descrito que entre un tercio y dos tercios de los perros son alérgicos a más de un alimento.
Hasta ahora, un ensayo alimentario extenso es la única forma de diagnosticar la alergia alimentaria. Desafortunadamente, la correcta realización de las diferentes fases de esta prueba (dieta de eliminación, prueba de desafío y provocación) es una actividad que implica mucho tiempo. Para un resultado exitoso del ensayo alimentario, la elección de una dieta de eliminación adecuada es de gran importancia.
La mejoría total o parcial del prurito y/o molestias gastrointestinales, durante la dieta de eliminación, es el principal criterio de sospecha de alergia alimentaria. El diagnóstico se confirma por la recurrencia de los signos clínicos cuando se reintroduce en la dieta un alimento administrado previamente.
Por definición, una dieta hipoalergénica debe contener ingredientes a los que el perro no haya estado expuesto previamente. Los perros rara vez responden a la dieta de eliminación durante la primera semana, por lo general necesitan varias semanas con una dieta hipoalergénica para diagnosticar una alergia alimentaria.