El sector agroalimentario argentino: impacto de los precios internacionales
El último día del mes de marzo, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), como todos los años, publicó el informe de intención de siembra de los productores norteamericanos para la campaña 2021/22 en Estados Unidos. Por este sólo hecho el mercado reaccionó con fuertes subas.

El último día del mes de marzo, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), como todos los años, publicó el informe de intención de siembra de los productores norteamericanos para la campaña 2021/22 en Estados Unidos. Por este sólo hecho el mercado reaccionó con fuertes subas que repercutió en el sector agroalimentario, especialmente, en el precio del maíz y la soja. Los productores americanos decidieron sembrar más maíz que soja, el área de maíz se estima en 36,9 millones de hectáreas, resultando un leve aumento en comparación a la campaña previa, pero manteniéndose casi 1 millón de hectáreas por debajo de lo esperado. La soja se sembrará en 35,5 millones de hectáreas, casi 1,8 millones de hectáreas menos que el año pasado.

Además, USDA informó de los stocks trimestrales estadounidenses al 1° de marzo. Para maíz se conocieron 195,6 millones de toneladas (vs 197,3 millones estimadas). Para soja el stock fue de 42,6 millones de toneladas, contra una estimación de 41,7 millones de toneladas. Estos simples datos generaron subas en el sector agroalimentario llegando el precio de la soja en Chicago a U$S 527 y subió el precio del maíz a U$S 222/ton.
Los precios de ambos productos tuvieron tendencia alcista por el impacto de la sequía en la zona núcleo de Argentina y Brasil, razones que determinaron un aumento del 45% en los precios de la soja en 11 meses. Pero ese incremento no fue suficiente para que los productores estadounidenses se definieran por la siembra de la oleaginosa. El maíz en el mismo período aumentó un 24,7%, pero los productores revisan el horizonte a mediano plazo y definen sembrar maíz principalmente por tres causas: se espera que el biocombustible tenga un aumento de la demanda apenas los transportistas vuelvan a las rutas después del Covid, el maíz tiene una demanda de exportación segura y es más sustentable producir la rotación de cultivos interanuales para potenciar el valor del suelo a mediano plazo.
Estas decisiones tomadas muy lejos geográficamente del productor argentino, muestra la cerrada interrelación del mercado internacional en los principales rubros producidos en Argentina y que resultan el principal sustento de la economía argentina, al transformarse en el único generador de divisas genuinas.
Precios de la carne de vacuno situación en Australia
En relación a la carne vacuna, según las proyecciones de marzo del USDA se estima un crecimiento del consumo mundial para este año del 2%, por la esperada recuperación postpandemia. Teniendo en cuenta que Argentina, junto con Australia y Brasil proveen el 45% de las exportaciones mundiales de carne bovina, las variables que determinan la producción de estos tres países tienen impacto en el mercado mundial.
Históricamente, los precios del ganado australiano solían mantenerse similares a los países productores sudamericanos, pero la sequía sufrida durante los años 2014/15 restringió el suministro de Australia, los precios subieron y desde ese período nunca recuperaron la relación de precio anterior. A diferencia de los cultivos anuales la reposición de los stocks ganaderos tiene un período más largo. Es por ello que esta situación no debe leerse como algo coyuntural del año 2021 ya que, dependiendo de su desenlace, puede llegar a condicionar nuevos equilibrios de precio a futuro.
En la actualidad los precios de la carne vacuna australiana son por lejos los más caros del mundo, llegando a cotizar entre USD 5,20 y USD 5,50 el kilo a gancho de carnicero. Ya desde mediados del año 2020, estas referencias habían superado a las del mercado norteamericano, actualmente posicionado en menos de USD 4 y se estima que para el último trimestre del año terminarán por superar los precios de Europa, que actualmente se ubican en torno a los USD 4,50 el kilo.
Estado de la cría de vacuno en Brasil
Brasil actualmente es el principal exportador mundial de carne vacuna y este año se encuentra transitando un proceso similar al australiano, aunque originado por distintas causas. Dado el creciente margen que ofrece la cría brasilera, los productores retienen más que en otros períodos la retención de hembras, restringiendo aún más la oferta de animales para faena. Este hecho genera una aguda escasez de oferta, lo que ha determinado que a varias plantas de faena se han visto obligadas a paralizar temporalmente sus operaciones por no lograr abastecerse. En efecto, los poderosos industriales frigoríficos han comenzado a presionar a las autoridades del Ministerio de Agricultura de Brasil para obtener autorización para importar ganado en pie desde países limítrofes, en especial a Paraguay como una forma de asegurar la continuidad de las operaciones industriales. Por supuesto estos requerimientos generaron fuertes disputas con los ganaderos locales, en principio por no priorizar los insumos brasileros, pero además por los potenciales riesgos que las importaciones de ganado sin la trazabilidad debida, podría generar desde el punto de vista sanitario. Durante el 2020 el nivel de faena en Brasil cayó cerca de un 10% hasta 31,471 millones de cabezas, la menor faena de los últimos 10 años. Sin embargo, sus exportaciones resultaron récord en 2020, tras superar los 2 millones de toneladas, con un crecimiento del 8% frente a los 1,875 millones de toneladas verificados en 2019.
Carne de vacuno en Argentina
Argentina es, probablemente el país que menor impacto relativo ha sufrido si consideramos que, al igual que Brasil, registró un récord en exportaciones de 900 mil toneladas que marcó un alza del 6,5% interanual, pero al mismo tiempo mantuvo estable tanto el nivel de faena como la producción de carne de vacuno. En el caso argentino, al mantenerse igual la producción y con las exportaciones en alza, el consumo doméstico argentino fue quien terminó ajustando la ecuación, con una caída del 1,4% anual.
El nivel de extracción que se requirió para sostener la faena sobre un rodeo bovino nacional argentino, que aún no ha logrado mejorar sus principales indicadores de productividad, conduce a la necesidad de ingresar paulatinamente a una fase de mayor retención de hembras, en un proceso con impacto relativo menos notorio en lo inmediato, pero que fija tendencia. Paralelamente, el contexto macroeconómico en Argentina, con altos índices inflacionarios que priorizan la tenencia de stocks antes que su monetización, también se posiciona como un factor clave al momento de definir este proceso de retener stocks de hacienda al que convergen todos los principales indicadores.
Pese a la competitividad que le confiere la moneda argentina por el tipo de cambio, hoy el novillo argentino dejó de ser el más barato para posicionarse, como un bien escaso, en torno a los USD 3,78, por encima de los USD 3,46 de Brasil e incluso comparado con los USD 3,53 de Uruguay, que mostró su pico de mayor escasez durante los últimos dos años y actualmente con indicadores de una próxima estabilización.
Con la sola excepción de Uruguay, el resto de los países productores exhiben subas en las cotizaciones del novillo desde hace más de 10 meses.
Aumentan las compras desde China
Habiendo analizado la situación de la oferta mundial de carne bovina, por el lado de la demanda, aparece China que, aun habiendo recuperado su stock de carne porcina y la aparente estabilización de su balance interno, mantiene una tendencia de compras creciente en los tres tipos de carne. En el caso de la carne vacuna, durante los primeros dos meses del año, importó 1,6 millones de toneladas, un 28% más de importaciones respecto de un año atrás. En efecto, en las últimas semanas la demanda del gran país asiático ha estado mejorando los precios pagados por la carne vacuna importada, señal que varios operadores del mercado mundial comienzan a mirar con cautela.
Mientras tanto, el resto del mundo sigue avanzando en la vacunación y los testeos, aunque con intervalos de cierres temporarios en algunas actividades, se reavivan las expectativas de recuperación del consumo. Los gobiernos de los principales países consumidores, en especial en Estados Unidos y en el bloque europeo están decididos a apalancar el crecimiento de sus economías con fuertes políticas de incentivos. Cuando en el próximo verano del hemisferio norte y la ansiada reactivación comience a materializarse es muy probable que el mercado de la carne podría enfrentarse a una oferta con limitada capacidad de respuesta inmediata ante la falta de stock.
El fuerte incremento en los precios de los commodities, impacta actualmente en Argentina, permitiendo que aumentara sustancialmente el ingreso de dólares por la liquidación de las exportaciones en los meses de enero y febrero 2021. El crecimiento de las exportaciones, medido en dólares, durante los dos primeros meses del 2021 provino principalmente del complejo soja. La harina de soja generó exportaciones adicionales por 868 M US$, el aceite 445 MUS$ y el biodiesel 137 M US$. Las perspectivas son favorables en precios en la etapa de postpandemia 2021, aún en condiciones muy difíciles del entorno impositivo argentino que materializa la falta de incentivo gubernamental para los productores de estos bienes de calidad internacional, con una presión tributaria que roza el 70% del ingreso. Entre los impuestos que el productor argentino debe tributar, se encuentran los nacionales, como derechos de exportación, IVA, ganancia mínima presunta, bienes personales y ganancias; los provinciales, como inmobiliario rural, sellos, e ingresos brutos; y las tasas municipales por hectárea. Un desincentivo importante para el sector productivo más innovador.
Fuente de datos:
Autor: Julio Pulisich. Socio/director en Torre Pulisich