Vacunas bacterianas para uso veterinario
Según la OMS se entiende por vacuna “cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos”

Las vacunas veterinarias son preparados antigénicos usados en la prevención de enfermedades causadas en los animales por virus (enfermedad de Newcastle, bronquitis infecciosa, enfermedad de Marek, enfermedad de Gumboro,…), bacterias (cólera aviar, tifosis aviar, colibacilosis,…), micoplasmas (micoplasmosis), hongos y protozoos (coccidiosis) o sus toxinas. Por tanto, existen diferentes tipos de vacunas en función del antígeno empleado y esto determina a su vez el método de elaboración.
El antígeno es el componente esencial de una vacuna y es cualquier sustancia ajena o propia del animal que puede ser reconocida por su sistema inmune y provoca una reacción. En este artículo, nos centraremos en la importancia de las vacunas bacterianas.
Las vacunas bacterianas para uso veterinario se obtienen a partir de los agentes infecciosos contra los que se vacuna, en este caso, las bacterias. Estas bacterias se someten a diferentes modificaciones para eliminar su capacidad de provocar la enfermedad, pero manteniendo su capacidad inmunogénica. Es decir, activan el sistema inmune del animal, que genera anticuerpos capaces de reaccionar específicamente contra el antígeno.
Tipos de vacunas bacterianas
Las vacunas bacterianas se pueden dividir en dos clases: vacunas vivas atenuadas y vacunas muertas o inactivadas.
Vacunas vivas atenuadas
Las vacunas vivas atenuadas están constituidas por una o varias bacterias vivas cuya virulencia ha sido atenuada e inducen la inmunidad en el animal frente a dichas bacterias. Estas vacunas se pueden producir a partir de:
- Medios de cultivo que contienen tóxicos contra las bacterias. Ej: vacuna contra Bacillus anthracis (cultivo en agar con 50% suero en ambiente rico en CO2).
- Pases sucesivos de la bacteria a través de una serie de embriones animales (p. ej. embriones de pollo). Ej: vacuna contra tuberculosis aviar generada por Mycobacterium avium
Como las bacterias se encuentran en un ambiente hostil diferente al original, la vacuna disminuye su patogenicidad.
La ventaja de las vacunas vivas atenuadas es que su respuesta inmunológica es más rápida, debido a que el microorganismo es igual al que causa la enfermedad, sólo que está debilitado. Sin embargo, como el agente patógeno está vivo, existe el peligro que la enfermedad se pueda desarrollar en animales inmunodeprimidos o que revierta su patogenicidad tras su uso continuado.
Por tanto, las vacunas vivas atenuadas son poco seguras a largo plazo ya que puede haber una reversión de la virulencia.
Vacunas muertas o inactivadas
Las vacunas muertas o inactivadas se generan a partir del crecimiento de los agentes infecciosos en un medio de cultivo estático (fermentador) o en agitación, dando lugar a las bacterias normales más las toxinas excretadas por las bacterias. Las bacterias son inactivadas mediante el uso de agentes físicos y/o químicos, manteniendo su estructura.
Los métodos químicos más utilizados para inactivar las vacunas son el formol, el timerosal (mertiolato) o agentes quelantes como el óxido de etileno, la propiolactona y la etilendiamina. Y entre los métodos físicos más empleados está la inactivación por temperatura.
Las vacunas muertas o inactivadas a su vez se dividen en dos clases:
- Las vacunas inactivadas sin toxoides se elaboran separando la bacteria del medio de cultivo por centrifugación, de manera que se eliminan las toxinas excretadas por las bacterias. El animal está protegido sólo contra la bacteria, pero no contra las toxinas excretadas por las bacterias. Ej: vacuna contra colibacilosis porcina generada por coli
- Las vacunas inactivadas con toxoides se elaboran incluyendo el caldo de cultivo completo, es decir, tanto las bacterias como las toxinas excretadas por las bacterias. Estas toxinas son unos componentes tóxicos que afectan al sistema inmunitario del animal, es decir, las toxinas pueden ser inmunosupresoras. Por tanto, el animal vacunado con toxoides está protegido frente a las bacterias y sus toxinas, obteniendo un mejor resultado inmunológico. Ej: ALQUERVAC NEUMO, vacuna contra neumonía generada por Actinobacillus y Bordetella.
La ventaja de las vacunas muertas o inactivadas frente a las vacunas vivas es que no hay peligro que los animales sufran la enfermedad, ya que el agente patógeno no se puede reproducir. Las vacunas muertas o inactivadas pueden contener o no adyuvantes.
La ventaja de las vacunas inactivadas con toxoides frente a las vacunas inactivadas sin toxinas es que el sistema inmunitario del animal queda intacto y actúa más eficazmente, ya que hay una doble protección contra bacterias y toxinas.
Por tanto, las vacunas inactivadas toxoides son seguras en su aplicación y altamente efectivas frente a las bacterias y las toxinas que provocan las enfermedades.
Adyuvantes
Para ralentizar la liberación del antígeno de las vacunas inactivadas con toxoides, se recomienda el uso de adyuvantes. Los adyuvantes son sustancias químicas, materias de origen microbiológico o mezclas que, administradas junto con el antígeno, contribuyen a la producción de una respuesta inmunitaria más prolongada.
Los adyuvantes más utilizados son:
- Sales de aluminio y calcio: retrasan la liberación del antígeno, obteniendo una respuesta inmunitaria prolongada. Ej. AlPO4, Al(OH)3, Ca3(PO4)2
- Inmunoestimulantes: aumentan o restablecen las defensas inmunitarias. Pueden ser materiales de origen biológico (Corynebacterium, Bacillus Calmette, Bordetella), vegetal (ácido elágico de Emblica officinalis, Tinosporina de Tinospora cordifolia) o químico (sales de ácidos grasos, isoprinosina).
- Emulsionantes: “adjuvante completo de Freund” es una emulsión de agua en aceite mineral con micobacterias muertas
- Liposomas
Conclusiones
Des de las primeras vacunas elaboradas por Louis Pasteur hasta las vacunas actuales, ha habido una gran evolución en el desarrollo de vacunas frente a diferentes enfermedades de origen bacteriano, utilizando distintos métodos para atenuar la virulencia de los agentes infecciosos (vacunas vivas atenuadas) como para inactivarlos (vacunas muertas o inactivadas). La elección de una vacuna u otra proporcionará una mayor respuesta inmunológica con unos resultados más eficaces y seguros.
Se recomienda hacer planes vacunales de acuerdo con la epidemiología del área geográfica donde se encuentren los animales.
Foto: REUTERS/Crack