Selección genética y producción ecológica en avicultura
Para seleccionar a las aves más adecuadas se han utilizado diferentes técnicas, en diferentes épocas, en función de los instrumentos procedimentales, de los conocimientos matemáticos o de la evolución de la ciencia genética disponibles.

Autores: Jaime Borrell y Eduard Torres
Índice de Contenidos
- 1 Introducción
- 2 Sistema de selección tradicional
- 3 Sistema de selección cuantitativa
- 4 Sistema de selección genética
- 5 Cruzamientos y parámetros selectivos
- 6 Los orígenes de las razas avícolas actuales
- 7 La conservación y mejora de las razas autóctonas
- 8 Sistema selección genética molecular
- 9 Criterios de futuro
- 10 Introducción de normas ecológicas en la crianza de las aves
- 11 Conclusiones
Introducción
Las actuales razas, estirpes, líneas e híbridos avícolas proceden de razas silvestres originarias del sur y sudeste asiático. Aunque inicialmente llegaron a Occidente con fines diversos (aves de combate, aves decorativas o productoras de huevos), los criadores europeos y, más tarde, los científicos vieron en estos animales una potencialidad extraordinaria en la producción de huevos y carne para alimentar a una creciente población humana.
Para seleccionar a las aves más adecuadas se han utilizado diferentes técnicas, en diferentes épocas, en función de los instrumentos procedimentales, de los conocimientos matemáticos o de la evolución de la ciencia genética disponibles.
Se estableció una primera fase basada en la observación y los ensayos empíricos de acierto-error.
La segunda fase selectiva se basó en la cuantificación de los parámetros productivos (guardar las hijas de las gallinas más productoras), seguida de una tercera fase fundamentada en los conocimientos genéticos y matemáticos. En los últimos años se han introducido conceptos selectivos relacionados con la genética molecular.
Estas diferentes etapas históricas se reflejan en los programas actuales de selección de los grupos de investigación, públicos o privados, de forma que la mayoría se basa en el cruce de 4 razas hasta llegar a F4, un híbrido explotable comercialmente.
En los siguientes apartados describimos cada paso:
- Selección tradicional fenotípica y empírica
- Selección cuantitativa
- Selección genética
- Criterios de cruzamientos fases anteriores
- Selección genética molecular
- Criterios de futuro
- Conclusiones
Sistema de selección tradicional
La selección tradicional, a partir de razas asiáticas, se realizó durante el siglo XIX basándose en la fijación de caracteres fenotípicos a partir de una o varias razas. En función de que los hijos tuviesen el mismo aspecto que los padres, se consideraba que estábamos ante una raza y no ante un híbrido.
El programa tradicional básico de selección genética utiliza 4 razas o estirpe puras F0 (pedigrí): A, B, C y D, que se reproducen con efectos exclusivamente numéricos.
Así pues, la F1 (bisabuelas) sigue siendo 4 razas puras, A, B, C y D, que empiezan a cruzarse.
Las razas más frecuentemente usadas son,
- Para aves ponedoras de huevoblanco se parte de 3 o 4 estirpes de una única raza Leghorn blanca ya que esta raza es la mejor ponedora. El sexado se realiza por la observación de la cloaca (estilo japonés)
- Para aves ponedoras de huevode color se parte de tres razas macho Rhode Island Roja o New Hampshire con hembra Plymouth Rock Barrada. El pollito obtenido es autosexable por el color del plumón. (macho mancha blanca en la frente por efecto del gen relacionado con plumón barrado en adultos)
- Para aves de producción cárnica se parte de un macho White Cornish (aporta peso y precocidad) con una hembra de dos estirpesde White Rock (que aportan mejor conformación de canal y pechuga).
Sistema de selección cuantitativa
El sistema de selección cuantitativa se basa en «guardar» para la siguiente generación las hijas o los hijos de aquellos padres más productivos.
Así, la F2 (abuelas) está compuesta por machos AB. Hembras AB, por machos CD y Hembras CD
Básicamente se trata de guardar las hijas e hijos de los animales de mayor puesta (selección huevera) o de mayor peso (selección cárnica).
Debemos señalar que los machos pueden ser seleccionados como portadores de caracteres relacionados con la puesta o hembras con caracteres relacionados con la producción cárnica. Igualmente, debemos tener en cuenta que en esta época ya se conocen los principios de Mendel, pero no se conoce la estructura del ADN ni la existencia de los genes.
Sistema de selección genética
La F3 (padres) está compuesta por machos (M1H1) x (M2H2) y por hembras (M2H2)x(M1H1). Que se cruzan dando lugar al híbrido comercial F4 (M1H1M2H2).
Cruzamientos y parámetros selectivos
Los cruzamientos descritos hasta el momento se pueden realizar de diferentes formas:
- Cruces de aves de diferente raza
- Cruces de líneas consanguíneas misma raza procedentes del cruce hermano x hermana
- Cruces de líneas consanguíneas diferente raza
- Cruces de aves de la misma generación
- Cruces de aves relacionadas de distinta generación
El número de individuos usado, por lo general, es de 25 gallos para 250 gallinas por lote.
Estas técnicas buscan, por selección fenotípica y cuantitativa de individuos, la acumulación de genes favorables y la reducción de la presencia de genes desfavorables.
La selección de las aves F0 y F1 se realiza evaluando su condición fenotípica junto con su historia genética «pedigrí». Elegiremos siempre los mejores individuos de una población.
La selección de las F2 se realiza teniendo en cuenta la heredabilidad de los caracteres en machos y en hembras
Así, se seleccionarán individuos que presenten las características favorables de mayor heredabilidad.
Los objetivos son diferentes dependiendo de para que finalidad sea el ave reproductora, producción cárnica o producción huevera.
- Reproductores
1.1 Número de huevos por secuencia sin cloquez
1.2 Peso del huevo
1.3 Incubabilidad
1.4 Fertilidad
1.5 Libido
1.6 Peso y edad de llegada a la madurez
1.7 Viabilidad
1.8 Agresividad
1.9 Adaptación al calor (tolerancia al estrés)
1.10 Supervivientes a brotes de gripe aviar
- Producción cárnica
2.1 Ganancia diaria de peso. Estudios (Guilt 1974) han demostrado que un mejor índice de conversión en los reproductores influye sobre la ganancia de peso (GPD) en la siguiente generación.
2.2 Peso a 10, 20, 30 días. Estudios de Fox (1954) demuestran que el consumo de alimento en los reproductores influye en el peso de la siguiente generación.
2.3. Eficiencia alimenticia. Estudios de Thomas (1958) demuestran que el índice de conversión entre 4 y 10 semanas en reproductores influye en el índice de conversión en la siguiente generación
2.4 Rendimiento canal y pechuga
2.5 Viabilidad
2.6 Densidad ósea
2.7 Emplume: cobertura y rapidez
2.8 Adaptación al calor (tolerancia al estrés)
2.9 Resistencia a las enfermedades
- Producción huevera
3.1 Producción huevos comercializables por ave
3.2 Persistencia de la puesta sin cloquez
3.3 Peso del huevo
3.4 Índice conversión por kg huevo
3.5 Precocidad sexual
3.6 Calidad interna huevo(unidades Haug)
3.7 Calidad cáscara (resistencia y grosor)
3.8 Ausencia de picaje
3.9 Aceptación de puesta en nidales
3.10 Resistencia a enfermedades
3.11 Sexaje visual
Estos objetivos deben adaptarse a las cambiantes demandas de la industria avícola y de los consumidores. Se considera que la genética debe trabajar con cinco años de anticipación.
Los apareamientos pueden realizarse en crianza en grupo o dirigidos en jaulas por pareja o por inseminación artificial.
El método de selección habitual se realiza entre hermanos, mediante las medias familiares las que se utilizarán para la valoración de cada individuo. Si la presión es alta, se acelera la selección, pero se pierde variabilidad. Si la presión es baja se pierde velocidad de selección. La norma de prudencia es seleccionar el 25% de individuos (nunca menos de 20 ni más de 30).
Los orígenes de las razas avícolas actuales
Los animales domésticos proceden de los individuos silvestres mediante el complejo proceso de la domesticación, sobre el que todavía se plantean grandes dudas. El tiempo, jugando a favor de la selección natural impuesta por el medio y los cambios genéticos naturales (cruzamientos, mutaciones), ha ido diferenciando las especies, pero las razas son la consecuencia de la acción del hombre sobre las poblaciones de animales domésticos existentes en su territorio.
Razas genéticamente diferentes se han desarrollado bajo el efecto de la interacción entre la selección hecha por el hombre y la adaptación al ambiente.
La posibilidad de manifestación de las características genéticas está condicionada por las circunstancias ambientales, bien sean naturales (orografía, clima) o artificiales (alojamiento, alimentación y manejo); por ello, bajo unas condiciones muy duras de alimentación, sanidad y manejo, no se habría producido una selección productiva, sino adaptativa. Y, así, siguió manteniéndose la raza autóctona mientras eran mayoritarios unos sistemas productivos poco evolucionados, demostrando su superior adaptación al ambiente.
La zootecnia comercial ha introducido nuevos elementos de confusión al mezclar diferentes términos y sacarlos de su verdadero ámbito. Así, se habla alegremente de variedades, estirpes, líneas, razas sintéticas, híbridos (mestizos interraciales o cruces interlineales) etc., sin concretar exactamente lo que se considera como tal.
Por ello, al hablar de aves, es muy frecuente confundir los términos al referirse a un grupo de animales con características determinadas. Incluso, en algunos artículos parece que el autor no tenga claro qué es una raza al referirse a un grupo de animales con características determinadas. Se mezclan los conceptos de tal forma que, a veces, parece que el concepto “raza” no tenga entidad propia.
En este trabajo, consideramos que una “raza” se podría definir como “el subconjunto o la población de individuos de una misma especie que presentan características comunes y diferentes de las otras poblaciones de dicha especie y cuyos descendientes son prácticamente idénticos a los padres y se parecen entre sí más que a cualquier individuo de otra raza” (Jordana).
Así pues, aceptamos que una raza autóctona es la consecuencia de la adaptación y de la selección por el hombre en un territorio con unas condiciones geográficas determinadas (orografía, clima), en un entorno concreto (desarrollo cultural, social y económico) y bajo unas condiciones generalmente duras de alimentación, alojamiento, sanidad y manejo que no facilitaban una selección productiva, sino adaptativa.
Hoy se exige que, quien defina una raza (criador, asociación, expertos), para hacerlo cumpla un mínimo de requisitos que aseguren la especificidad de las características que definen una raza y su transmisibilidad hereditaria.
Podrían sintetizarse en tres puntos:
- La raza constituye un conjunto homogéneo de animales de la misma especie, cuyas características morfológicas responden a las de un patrón previamente establecido.
- Dichas características morfológicas, que sirven para definir a los animales de una raza y diferenciarlos del resto de la misma especie, deben ser fácilmente perceptibles.
- Las características deben ser de carácter genético; es decir, trasmitidas por herencia de generación en generación.
A lo largo del tiempo, y siguiendo las migraciones humanas, las razas se fueros diversificando y distribuyéndose por los diferentes territorios. Hoy en día existen 67 razas de gallinas registradas en cinco países o más. De ellas, las razas que se originaron en Europa suman 26.
Desde mediados del siglo XX, un conjunto reducido de razas de alto rendimiento se diseminó en todo el mundo y, con frecuencia, han desplazado a las razas tradicionales. Pero esta “mejora” no es gratuita. Cuando las razas de alto rendimiento y los sistemas de producción intensiva reemplazan a las razas y los sistemas de producción locales, el constante flujo de genes reduce la diversidad genética de la población.
No se puede acusar a la “globalización” de forma general, y mucho menos a la producción avícola intensiva de esta reducción de la diversidad genética, puesto que las causas han sido muchas y diversas:
- La utilización de germoplasma exótico.
- Los cambios en los sistemas de producción.
- Los cambios en las preferencias de los productores debido a factores socioeconómicos.
- Las diferentes catástrofes (sequías, hambrunas, epidemias de enfermedades, conflictos civiles y guerras).
- Las intervenciones de desarrollo.
- La especialización (la atención a un único rasgo productivo).
- La introgresión genética.
- El desarrollo de la tecnología y la biotecnología.
- La inestabilidad política.
Resumiendo, se pueden distinguir tres categorías amplias:
- Las tendencias del sector avícola:
- Cambios cuantitativos y cualitativos de la demanda de productos y servicios avícolas.
- Cambios en la disponibilidad de los recursos naturales, los insumos externos y la mano de obra.
- Cambios que afectan al comercio avícola en el ámbito nacional e internacional.
- Cambios del medio político que, directa o indirectamente, afectan al carácter de los sistemas de producción ganadera.
- La escasa valorización de las razas locales.
- Las catástrofes y las situaciones de emergencia.
- Las epidemias de enfermedades de los animales y las medidas de lucha contra ellas.
(Adaptado de Rege y Gibson y Tisdell, 2003).
Las empresas avícolas han dedicado mucho tiempo y esfuerzo hasta conseguir los niveles de producción de las actuales estirpes, curiosamente, a partir de razas autóctonas, y hoy estas razas son el soporte principal de la industria avícola
Hoy, 19 de las 67 líneas principales de cepas comerciales dominan la distribución mundial de gallinas. Como las empresas interesadas mantienen en secreto la información sobre mejoramiento, no existen datos sobre la proveniencia de estas cepas. Sin embargo, parece que la mayoría derivan de la White Leghorn, Plymouth Rock, New Hampshire y White Cornish (Campbell y Lasley, 1985).
La raza Leghorn, que figura en primer lugar como la raza más extendida mundialmente fue seleccionada en Estados Unidos a partir de gallinas italianas procedentes de la región de la Toscana, embarcadas en el puerto de Livorno, de donde tomó el nombre (Livorno, en inglés es Leghorn) en el año 1835, con destino a los EEUU., y cruzada con otras razas, posiblemente de origen español, elegidas todas por su elevada puesta. Hoy en día, la mayor parte de los huevos de cáscara blanca depende de las gallinas leghorn, aunque las ponedoras industriales proceden del cruce de varias líneas seleccionadas específicamente.
La mayor parte de los “broilers” comercializados hoy son el resultado de un cruce entre un gallo Combatiente Indio blanco (También llamado Cornish blanco) y una gallina Plymouth Rock blanca.
La raza Plymouth Rock (la quintaesencia de una raza americana), proviene de un cruce de Dominica y Java negra (y otras asiáticas como la Cochinchina y Brahma), que fue desarrollado a mediados del siglo XIX (1860).
La raza Rhode Island Red, tipo clásico (el icono de la gallina estadounidense) fue originada alrededor de 1845 en el estado de Rhode Island, cruzando las gallinas nativas con Combatiente Malayo y Cochinchina.
Y la utilización de las razas autóctonas en las cepas comerciales prosigue. Últimamente, el auge de las explotaciones de “cría en libertad” o “camperas” ha hecho que estas empresas fijen su atención a este mercado, ofreciendo líneas o estirpes especiales
Actualmente la mayoría de las razas utilizadas en avicultura campera o ecológica son razas híbridas industriales producto del cruzamiento con la raza Rhode Island Roja. Aunque, por su rusticidad y resistencia al calor, se han popularizado mucho las estirpes de “cuello desnudo” en base a la introducción del gen “Na” mediante cruces con la raza francesa “Cuello desnudo de Forez” o con otras poblaciones con el mismo carácter, descendientes de las descubiertas el año 1873 en Transilvania por el cirujano J. Clush.
En conjunto, hoy, las grandes empresas de genética ofrecen un completo abanico de posibilidades para lo cual mantienen celosamente protegidas sus explotaciones de ganado de cría de línea pura y son las primeras interesadas en mantener la variabilidad genética de las aves para poder crear, mediante los adecuados cruces, nuevas líneas que puedan adaptarse a nuevas situaciones de mercado.
Las razas autóctonas tienen todavía grandes valores, y no solamente por su papel en la creación de nuevas cepas comerciales o lo que representan de recuerdo vivo de nuestra historia y cultura.
- Las razas autóctonas pertenecen, por lo general, a troncos genéticos muy alejados de las razas industriales y, por tanto, son el depósito de una diversidad genéticaque merece la pena conservar.
- Incluso en el terreno estrictamente productivo, las razas mejoradas, de elevadas producciones, exigen también unas excelentes condiciones de manejo y alimentación para demostrar sus cualidades y, en ambientes no tan favorables, o no rinden económicamente por condicionar unos costos prohibitivos, o son incapaces de prosperar.
- Muchas de las razas autóctonas son vitales para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las poblaciones que las mantienen. Son más resistentes y menos propensos a ser presa de enfermedades y son una propuesta de bajo riesgo para los pastores.
- Las razas autóctonas son poblaciones bien adaptadas a medios específicos. Es posible que en mejores condiciones no produzcan tanto como sus parientes de alto rendimiento, pero en las condiciones ambientales extremas en las que se desarrollaron pueden producir bajo condiciones en las que otras razas no sobreviven.
- Son también parte integral de su ambiente contribuyendo a mantener la biodiversidad. Muchos desempeñan un papel central en las culturas de los pueblos que los crían.
- Muchas poseen características únicas y un valor genético específico como, genes mayores de importancia económica, superioridad en algún carácter productivo, nivel de resistencia superior a determinadas enfermedades o tolerancia a climas extremos, y representan una importante fuente de diversidad genéticaque se puede utilizar frente a los brotes de plagas y enfermedades y al cambio climático.
- Suelen ser también poblaciones con buenas perspectivas de heterosis y complementariedad para los posibles cruzamientos con otras razas
- Por último, aunque no menos importante, se debe destacar la calidad de muchos de los productos que se pueden obtener de su explotación, los cuales presentan valores diferenciales que les pueden permitir obtener en el mercado un precio superior que haga posible su explotación económica.
La conservación y mejora de las razas autóctonas
Está claro que las perspectivas de una raza dependen en gran medida de su función presente y futura en los sistemas avícolas. A medida que cambian las circunstancias, algunas razas son marginadas y se enfrentan al peligro de la extinción salvo que se tomen medidas. Por ello, las acciones de preservación que no van acompañadas de un retorno económico para el avicultor tienen su problemática y su coste, que tiene que ser asumido por alguien. Y no nos referimos únicamente al coste económico.
No se trata de los trabajos de conservación o selección de los “núcleos fundacionales” de líneas comerciales, sino de promover una actuación de conservación y mejora sobre las explotaciones avícolas. Desde el punto de vista técnico, el sistema más idóneo para la conservación del patrimonio genético animal es el mantenimiento de animales en su ambiente natural, en manos de los avicultores que les han venido explotando y que han conformado su tipo actual.
Esto genera algunos problemas socioeconómicos ante las escasas posibilidades de rentabilidad de algunas razas y su grado de riesgo de desaparición, que aconsejan no dejar exclusivamente en manos de los avicultores la preservación de la raza.
Existe la necesidad de convencer a las partes intervinientes (los avicultores, la sociedad y los gobernantes) de la utilidad de realizar un gasto por el que no hay un beneficio inmediato. Mas aún, si existe la posibilidad de realizar una actuación de mejora con otras razas o cruzamientos más productivos. Por ello, la obtención y gestión de posibles soportes económicos es compleja y no siempre los mecanismos administrativos y financieros se adaptan a las características de estas actuaciones.
Cuando se actúa sobre un cierto número de explotaciones, los programas de selección pueden aumentar la frecuencia de genes deseables para la productividad y rentabilidad de las razas locales de forma notoria. Dichos programas serán sin duda imprescindibles si se desea que sus resultados faciliten una opción viable para la economía de los granjeros que participan. Los programas de selección deben tomar en consideración el mantenimiento de la variación genética dentro de la raza, así como los riesgos asociados a un alto nivel de consanguinidad y, por éstas y otras razones, es imprescindible contar con la ayuda cercana de un Departamento Universitario de Genética Avícola.
Con su participación, se ha de proceder a un detallado estudio para caracterizar la raza y las explotaciones en las que se encuentra en la actualidad. Se debe pretender, además de establecer las características morfológicas y sus requerimientos alimentarios y etológicos, determinar su estructura poblacional, su homogeneidad morfológica y genética, la existencia, o no, de una raza o agrupación racial sobre la que se puede actuar y, sobre todo, sus posibilidades de supervivencia en el tiempo en las actuales condiciones de explotación.
En base a este estudio, procede decidir cuál o cuáles de las actuaciones posibles son viables y se quieren llevar a cabo, en función de las posibilidades (fundamentalmente económicas).
Como se ha reiterado, un punto básico para mejorar las perspectivas económicas de la raza es la mejora de la productividad ganadera, sin perder las características de rusticidad, adaptabilidad y otras que las son propias. Por tanto, junto a la mera apreciación de caracteres morfológicos, que nos proporcionarán una población uniforme, se deberá prestar atención a aquellos que estén ligados a características productivas, o fisiológicas deseables.
Las actuaciones de mejora genética requieren un número mínimo de animales para conseguir avances apreciables en la población sin la presentación de factores negativos. Por tanto, la primera actuación será conseguir un número suficiente de animales, procedentes de explotaciones diversas, para preservar la población de la depresión consanguínea y mantener un nivel de endogamia inferior al 0,2% anual.
Para evitar la consanguinidad, este número no debe ser inferior a 72 aves de cada sexo. Con la salvedad de que, ante un colectivo tan poco uniforme como la “gallina criolla”, se requiere caracterizar y valorar un número muy elevado de aves para conseguir un mínimo de individuos con la uniformidad racial necesaria.
Si lo que se pretende es aplicar, además, un programa de mejora, se necesitaran, al menos, 300 gallinas controladas por línea de mejora y por generación. Si lo que se pretende es suministrar aves de reposición a los productores, el número de reproductores se ha de incrementar en consonancia, o se han de establecer acuerdos de colaboración con los mismos productores.
A lo largo del pasado siglo se crearon, en muchos países, una serie de “asociaciones de criadores” que llevaron a cabo diversas actuaciones de fomento y mejora de las razas que mantenían en sus explotaciones, como lo habían hecho con anterioridad ingleses, holandeses y belgas.
Sin embargo, el uso que hace, en la práctica, de la “mejora genética” de las razas autóctonas dista mucho, en ocasiones, de lo que entienden los genetistas o la industria avícola, entre otras cosas porque la selección y mejora de las razas avícolas no busca siempre, como objetivo básico, la mejora productiva.
En la “Avicultura Ornamental”, las asociaciones de criadores organizan diversos concursos de belleza que valoran a los animales según unos cánones totalmente disociados de la productividad e, incluso, valoran positivamente características ligadas a genes con efectos negativos en la producción o la vida del animal pero que figuran en el “patrón” como definitorios de la raza en cuestión.
El “patrón” no es más que una descripción del ave REAL, la que se puede ver, pero cuyas características sean transmisibles y, por tanto, aparezcan en su descendencia. En TODA su descendencia. Todas las actuaciones de selección y mejora de razas deben preservar tanto la base genética como el “patrón” que define la raza. No deberían suponer, en ningún caso, poner en peligro la supervivencia de la raza ni, tampoco, convertir la explotación en un “jardín zoológico” o un “museo etnológico”. En caso contrario se estaría obteniendo “otra población avícola”, diferente de la raza inicial.
En zootecnia, los concursos son morfológico-productivos. Un animal es más “bello” si su morfología y sus datos históricos predicen un buen rendimiento productivo y económico. La belleza es funcional y “propia del individuo” aunque sea predecible en sus descendientes.
En producción ganadera, lo realmente “bello” es aquello que es “útil”, no simplemente lo “bonito” y menos lo “extravagante”, aunque responda a una función de preservación genética y tenga una finalidad económica. Ambas finalidades pueden coexistir y compartir instalaciones, pero sus PATRONES, sus PROGRAMAS DE MEJORA, sus PROCESOS DE SELECCIÓN y sus OBJETIVOS deben ser diferentes y no confundirse. No olvidar nunca que se trata de conseguir una MEJORA COLECTIVA, no un beneficio individual.
Tanto la cría productiva como la ornamental han contribuido y contribuyen a la difusión y preservación de las razas y pueden tener un beneficio económico, pero la finalidad es diferente y, normalmente, incompatible.
Como ejemplo de una buena labor de preservación, para evitar la desaparición de valiosas razas con dotaciones genéticas únicas, el Gobierno Español ha venido realizando diversas actuaciones de preservación de razas locales, tanto de aves como de mamíferos desde mediados del siglo en las llamadas “Estaciones Pecuarias”. Se trataba de programas de carácter regional y faltos de coordinación a nivel estatal, hasta que, en el año 1975, se inició en La Granja Avícola de El Encín perteneciente al Departamento de Mejora Genética Animal del INIA el actual Programa de Conservación de Razas Españolas de Gallinas, en concordancia con la necesidad de mantener la diversidad genética de las especies domésticas (www.inia.es).
En Cataluña la conservación de razas de gallinas autóctonas se inició en 1976, mediante la colaboración de las diversas administraciones (Autonómica, Estatal y Municipal) con las asociaciones de avicultores por lo que ya tiene una historia de más de 40 años si nos referimos a la raza Prat y de 33 si nos referimos a las razas Penedesenca y Empordanesa.
Desde 1993 se viene ofreciendo un esquema de producción en Prat Leonada, Penedesenca Negra y Empordanesa Roja del que se obtiene un pollo de cada raza que ha reducido siete semanas el tiempo de cría para obtener 2,1 kg de peso vivo, ha aumentado el volumen cárnico, sigue siendo muy apto para la cría en libertad, la carne conserva buenas características organolépticas y la reproductora de la que procede ha aumentado un 35% el número de pollitos producidos por año de puesta. Los productos obtenidos están dotados de denominación de origen.
Como prueba del retorno económico que se puede conseguir, aparte de producciones marginales, en estos momentos se puede hablar de la existencia de cuatro marcas en el mercado catalán, tres de las cuales son con denominación de origen: Pollo y Capón de la raza Prat, “Gall del Penedès” y “Pollastre de Raça Empordanesa”. Son producciones a partir de los productos finales mejorados a los que nos hemos referido, reproducidos y criados por agrupaciones de las zonas de origen de las razas. La cuarta, “Gall Sendra de Pota Negra”, es un nombre comercial registrado que se la ha dado a una empresa que cría la raza Penedesenca Negra en la comarca del Baix Camp (Que no pertenece a la Comarca del Penedés) y que, por tanto, no puede utilizar la denominación de origen.
Por lo que se refiere a las actuaciones a nivel estatal, los programas de conservación son objetivos prioritarios junto con los programas de mejora genética, equilibrando una respuesta a la selección adecuada con un tamaño efectivo mínimo para evitar la pérdida de variabilidad genética.
Inicialmente, se fueron creando estirpes cerradas de las distintas razas españolas de gallinas que estaban desapareciendo debido a la sustitución por los híbridos comerciales más productivos.
Simultáneamente, se fue dando un carácter dinámico al programa de conservación, como consecuencia de la importancia creciente de la producción de calidad alternativa a la industrial, lo que suponía una recuperación de las razas autóctonas bien adaptadas a los sistemas de producción sobre yacija o al aire libre.
Las razas conservadas son de cinco grupos diferentes:
- productivas tradicionales (Castellana Negra, Andaluza Negra Barrada, Andaluza Perdiz, Prat Leonada, Prat Blanca).
- ornamentales con patrón internacional definido (Andaluza Azul, Menorquina Negra, Española Negra Cara Blanca).
- productivas nuevas (Vasca Roja Barrada, Villafranquina Roja).
- utilizadas en la fabricación de mosca artificial para la pesca (Leonesa Parda, Leonesa India).
- sintéticas (Castellana Codorniz), obtenidas del cruce entre la Castellana Negra y la Prat Leonada.
También se conserva una población sintética de Leghorn Blanca creada con tres estirpes distintas, como control en los estudios genéticos, y una línea trigueña recesiva muy útil en los estudios de caracterización genética.
El mantenimiento se hace en gallineros genealógicos (en los que puede controlarse la genealogía paterna y la materna) y no genealógicos, con apareamientos equilibrados (una hembra de cada macho elegida al azar contribuye a la descendencia con un macho, otra elegida al azar contribuye con dos hembras, y las restantes contribuyen con una hembra cada una) o con cambios cíclicos de gallos, variando el tamaño efectivo entre 100 y 300 para las distintas razas. Todos los gallineros tienen nidales trampa y utilizan una proporción de 1 gallo por cada 5 gallinas.
Los estudios genéticos son de cuatro tipos diferentes:
- sexado genético de pollitos de un día (sin resolver en aves de puesta de huevoblanco y en aves de carne de plumaje blanco).
- calidad externa e interna del huevo.
- resistencia al estrés.
- marcadores moleculares.
En el primer grupo, el INIA ha desarrollado tres cruces basados en el gen barrado, el plateado, y el de melanina dérmica. En el segundo grupo, se formó una población con bajo contenido de colesterol en el huevo, y otras de elevada dureza de cáscara o con color muy oscuro sin alta incidencia de manchas internas en la yema. En el tercer grupo se están evaluando tres indicadores: la inmovilidad muscular, el cociente de leucocitos, y la asimetría fluctuante de caracteres morfológicos bilaterales. Finalmente, en el cuarto grupo se han calculado las distancias genéticas entre las razas españolas y otras poblaciones, y se están localizando marcadores relacionados con la calidad de huevo y la resistencia al estrés.
El programa de conservación ha proporcionado pollitos recién nacidos a numerosos avicultores.
Los trabajos de conservación y mejora genética de gallinas del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agraria, Reus, Tarragona), mediante un programa específico, se iniciaron en Cataluña en 1976, con la raza Prat. En 1982, en la actual Unidad de Genética Avícola del IRTA, se iniciaba la recuperación de las otras dos agrupaciones raciales: la Penedesenca y la Empordanesa. Por lo que el programa ya tiene una historia de más de 40 años si nos referimos a la raza Prat y de 33 si nos referimos a la Penedesenca y a la Empordanesa.
En 1984 se incorporaba a la Unidad de Genética Avícola una población de la raza Prat proveniente de la Asociación de Criadores del Prat de Llobregat. Nacía así un programa de conservación, definición, caracterización y mejora genética de razas de gallinas catalanas.
Esta historia nos autoriza a tomar las actuaciones realizadas por el Centro de Mas Bové del IRTA como guía de los procedimientos a seguir para la selección, mejora y distribución de los ejemplares de una raza autóctona de aves. Y es justo hacer un homenaje a la persona de Dr. Amadeo Francesch Vidal, recientemente fallecido, impulsor, mantenedor y “alma mater” de estos programas.
Las poblaciones avícolas, al inicio del programa, no se encontraban en igualdad de condiciones. Mientras que la Prat entró en el programa en un estado de uniformidad morfológica muy aceptable, no era así para la Penedesenca y Empordanesa que simplemente constituían unas agrupaciones raciales, que ostentaban las características básicas referidas en la bibliografía y en la voz popular.
Parecía que la mejor forma de proceder era dividir las poblaciones en variedades uniformes buscando la homocigosis de algunos genes de color básicos. Los primeros trabajos se basaron en un estudio genético del color en las poblaciones de Penedesenca y Empordanesa en busca de estos genes y posteriormente obtener su homozigosis.
Así mismo se elaboraron los estándares que fuerzan a la selección de esta uniformidad morfológica, y que, presentados por Francesch, han sido reconocidos incluso en la Entente Europea de Avicultura.
Una vez concluidos los trabajos de estudio y obtención en homocigosis de genes de color para conseguir variedades uniformes para su reconocimiento como raza, se consideró que una garantía de conservación para estas razas podría ser su utilización con fines productivos alternativos, ya que se observaba cierta demanda creciente de lo que se ha denominado pollos diferenciados procedentes de una cría artesana y tradicional. Ello correspondía a la demanda de unos pollos en los que coincidía rusticidad para la cría en
libertad y crecimiento lento, que aumentaba la calidad de sus características organolépticas.
Las demandas de los productores para disponer de unas líneas que ofrecieran unas características mejores en la conformación de la canal llevó al IRTA a modificar paulatinamente su programa de mejora. Como se ha indicado, los objetivos principales de mejora tienen doble propósito: producción de carne y producción de huevos, aumentar el número de pollitos por reproductora y año de puesta, así como, la velocidad de crecimiento y conformación de la canal.
El esquema de producción que se viene ofreciendo desde 1993 en Prat Leonada, Penedesenca Negra y Empordanesa Roja permite obtener, de cada raza, un pollo que:
- ha reducido siete semanas el tiempo de cría para obtener 2,1 kg de peso vivo
- ha aumentado el volumen cárnico, sigue siendo muy apto para la cría en libertad
- la carne conserva buenas características organolépticas
- la reproductora de la que procede ha aumentado un 35% el número de pollitos producidos por año de puesta (A. Francesch, Zootec. 47: 141-148.1998)
- los productos obtenidos han obtenido la denominación de origen, según normas de la UE
La evolución del programa y los resultados obtenidos se exponen a continuación en una revisión actualizada del programa y sus resultados, según el trabajo realizado por A. Francesch, siguiendo las pautas marcadas por la organización de la IX Reunión Nacional de Mejora Genética Animal. (Mejora genética de razas de gallinas catalanas, A. Francesch, IRTA. Centre de Mas Bové. Unitat de Genètica Avícola – Apartat 415 – 43280 Reus).
En 1993, utilizando los datos recopilados hasta aquel momento y el REML, se hizo una estima de componentes de varianza (Francesch et al., 1997 b) y de la respuesta a la selección (Francesch y Iglesias, 1995). Esto sentó las bases para continuar en una selección multicarácter utilizando metodología BLUP. Los caracteres que se han considerado a partir de aquel momento han sido el número de huevos a las 39 semanas de vida, el peso y color de cáscara del huevo a las 25 y el peso vivo a las 11. Para el número de huevos se ha buscado el aumento; para el peso vivo, peso del huevo y para el color de cáscara (Penedesenca y Empordanesa) la ausencia de disminución.
Se observa que los productos finales de las razas Penedesenca y Empordanesa han acortado 6,5 semanas el tiempo de crianza para conseguir el peso vivo mínimo de sacrificio, que estaría situado alrededor de los 2,1 kg. Concretamente, han pasado de las 18 a las 11,5 semanas de vida. En la raza Prat, la reducción ha sido de 6 semanas, habiendo pasado de las 20 a las 14. Todo ello viene acompañado de una reducción en 2,4 puntos del índice de conversión, situándose en 3,1 en las razas Penedesenca y Empordanesa y 3, 8 en la Prat. Atendiendo a las características de la canal, los productos finales presentan una mejor conformación que se manifiesta en un mayor ángulo de pechuga y un mejor rendimiento en músculos pectorales. Por otra parte no se observa que la mejora genética haya repercutido en aumentar el rendimiento de canal, pero tampoco ha repercutido en aumentar su engrasamiento, ni en variaciones del pH de la carne, ni en las pérdidas por cocción.
Resultados en la mejora de las razas de gallinas Penedesenca Negra, Prat Leonada y Empordanesa Roja desde 1986 hasta 1998, en variaciones del número de pollitos producidos por gallina y año de puesta, peso a las 14 semanas de vida e índice de conversión para conseguir 2,1 kg de peso vivo.
Pollitos x gallina x año de puesta
Penedesenca Negra 114-155
Prat Leonada 102-134
Empordanesa Roja 118-163
Peso vivo (kg) de los pollos a las 14 semanas de vida
Penedesenca Negra 1,6-2,2
Prat Leonada 1,5-2,0
Empordanesa Roja 1,6-2,3
Índice de conversión de los pollos al conseguir los 2,1 kg de peso vivo
Penedesenca Negra 4,3-3,0
Prat Leonada 4,9-3,5
Empordanesa Roja 4,5-2,9
En cuanto a las características organolépticas de la carne tampoco se observa que la mejora genética haya repercutido en una modificación de los atributos de olor, flavor y textura que han sido considerados. Sólo el hecho de poder sacrificar los pollos mejorados más jóvenes es lo que hace encontrar alguna pequeña diferencia, aunque significativa, en obtener una mayor terneza, menor fibrosidad y algunas variaciones en atributos de flavor, lo que, por otra parte, nos sugiere que contribuye en mejorar los productos.
En las estirpes maternas, el carácter principal, que es la puesta, ha manifestado una respuesta interesante en todas las razas, pero en este momento más elevada en la raza Prat que en las otras dos, lo que viene acompañado de una tendencia genética significativamente superior en esta raza e inferior en la Empordanesa, quedando la Penedesenca situada en un nivel intermedio, diferenciándose de las otras dos, aunque con una respuesta, en el momento presente, muy cercana a la raza Prat.

Características productivas medias de las reproductoras mejoradas de Empordanesa Roja (ER), Penedesenca Negra (PN) y Prat Leonada (PL).
Pesos e índices de conversión bisemanales medios de 2 a 20 semanas de vida de pollos mejorados de las razas Empordanesa Roja (ER), Penedesenca Negra (PN) y Prat Leonada (PL).
Situación de la conservación y mejora del material genético
La conservación de estas razas, en estos momentos, se basa en una interrelación entre tres factores que son: un patrimonio genético; una producción tradicional, artesanal y de calidad y unas agrupaciones de criadores.
La existencia de un elemento permite la del otro. La conservación del patrimonio genético permite la conservación de una producción tradicional y viceversa. Ambos elementos permiten la existencia de unos criadores que por una parte contribuyen al mantenimiento de unos recursos genéticos y, por otra, una producción tradicional.
El IRTA conserva y difunde material genético al mismo tiempo que asesora a los criadores. Es necesario separar esta actividad en dos apartados:
- Conservación y difusión de poblaciones no mejoradas
- Mejora genéticay su difusión
Conservación y difusión de poblaciones no mejoradas
Queda claro que solamente unas poblaciones de Penedesenca Negra, Prat Leonada y Empordanesa Roja entraron en el programa de mejora genética, y que, además, como hemos visto, cada raza está constituida por otras variedades que no han sido objeto de mejora. En concreto, 6 en la Empordanesa (Blanca, roja, rubia y 3 blanquirrubias), 4 en la Penedesenca (Negra, aperdizada, trigueña y barrada-dorada o cuclillo) y 2 en la Prat (Leonada y blanca). De estas variedades, el IRTA mantiene una población de un centenar de gallinas y 25-30 gallos.
Se realiza una reposición bianual de las poblaciones con apareamiento libre, considerando que los problemas que puedan aparecer por efecto de la endogamia pueden ser solucionados, ya sea recurriendo a criadores externos o, en caso extremo, al cruce de poblaciones de las distintas variedades para después volver a la pureza.
Como precaución adicional, se conserva un remanente de huevos fértiles durante quince días, es decir, hay un stock constante de huevos en conservación donde los más viejos tienen 15 días y los del día reemplazan al grupo que ha cumplido los 16 días. De esta forma puede ser realizada una incubación de emergencia de presentarse algún problema en las poblaciones en conservación.
Huevos fértiles y pollitos de un día son suministrados a criadores interesados. De esta forma se van constituyendo poblaciones externas.
Mejora genética y su difusión
Por otra parte, se siguen seleccionando las poblaciones que ya están dando producto final mejorado. Se controlan 350 gallinas por generación de cada una de las tres líneas maternas de Penedesenca Negra, Prat Leonada y Empordanesa Roja a las que se aplica un coeficiente de selección del 35% aproximadamente. Su evaluación genética se realiza mediante metodología BLUP y se consideran los caracteres puesta a las 39 semanas de vida y peso del huevo a las 25. También se controlan posibles variaciones de otros caracteres como peso vivo a las 11 semanas de vida, incubabilidad y color de la cáscara del huevo.
El coeficiente de selección, del orden del 7%, es mucho más intenso en los gallos. Una vez realizados los apareamientos impidiendo el cruce hasta el nivel de medio hermanos, se predice el valor genético BLUP de cada una de las futuras familias, sólo se crían los gallos del 50% mejor, a los que se aplica una selección individual por peso vivo a las 11 semanas de vida y se dejan los dos mejores de cada familia.
Se siguen seleccionando también las líneas paternas. Se controlan unos 700 animales de cada raza por generación. Los coeficientes de selección son parecidos a los de las maternas y, en este caso, los caracteres a los que se aplica selección, y que aquí pueden ser medidos en ambos sexos, son el peso vivo a las 11 semanas de vida y el ángulo de pechuga a la misma edad.
La reproducción para la obtención del producto final cruzando gallos de las líneas paternas con gallinas de las maternas es practicada por criadores externos al IRTA. De esta forma, queda separado lo que es mejora genética de lo que es obtención del producto final.
Procedentes de la élite de la población, son suministrados machos de las líneas padre y hembras de las madres a entidades externas mediante un convenio de colaboración que incluye el asesoramiento. Estos centros de reproducción producen pollitos de engorde, unas veces para ellas mismas, otras para suministrarlo a otros criadores.
Aparte de producciones marginales, en estos momentos se puede hablar de la existencia de cuatro marcas en el mercado, tres de las cuales son con denominación de origen: Pollo y Capón de la raza Prat, Gall del Penedès y Pollastre de raça Empordanesa. Son producciones a partir de los productos finales mejorados a los que nos hemos referido, reproducidos y criados por agrupaciones de las zonas de origen de las razas. La cuarta, Gall Sendra de Pota Negra, se la ha dado a la raza Penedesenca Negra una empresa que cría en una comarca diferente (la comarca del Baix Camp) y que, por tanto, no puede utilizar la denominación de origen.
(Amadeo Francesch, IRTA. Centre de Mas Bové. Unitat de Genètica Avícola) Trabajo presentado en la IX Reunión Nacional de Mejora Genética Animal, 1998 y Archivos de Zootecnia, vol. 47, núm. 178-179
Sistema selección genética molecular
El genoma de la gallina se ha estudiado partiendo de la raza asiática Red Jungle Fowl. Esta es la especie original de la gallina de la que descienden las gallinas domésticas y posee 39 pares de cromosomas. La mejora genética actual se inicia en 2004 e incorpora conceptos de genética molecular partiendo del conocimiento de los 39 pares de cromosomas. De estos, 11 pares contienen la mayoría del material genético (macrocromosomas) y de los que los 5 primeros contienen los genes o los locci de mayor interés selectivo. La selección se realiza con la ayuda de computadoras, que trabajan sobre transmisión de marcadores Single Nucleotics Polymorphism (SNP) dando mayor rapidez al proceso. Esta evolución constante ha logrado producir más carne en menos tiempo, en el mismo espacio físico, con menos eliminaciones de residuos por kg de carne producida debido a la mejora de la eficiencia alimenticia y al aumento la tasa de crecimiento. En consecuencia, se ha reducido el impacto medioambiental (20-25% gases invernadero).
Se han identificado unos 50 locci en producción cárnica y 20 locci en producción huevera.
Veamos algunos ejemplos de esta selección:
- El gen del enanismo (DW) produce una reducción del peso corporal de 25% en hembras reproductoras. Si esta se cruza con un macho normal DW, la descendencia será normal. La ventajaconsiste en que la hembra reproductora consume menos pienso, abaratándose la producción del broiler hijo.
- El gen Na del cromosoma 3 relacionado con el cuello desnudo para cría de broiler en clima cálido. Va asociado a barbillas más largas y menos grasa subcutánea. Se usa en aves criadas en trópico. Mejora la duración de la serie de puesta y su alargamiento. En ocasiones, se ha usado combinado con el gen “de”, que parece potenciar su efecto sobre la producción y el aumento relativo del peso del huevorespecto de peso corporal.
- El gen relacionado con la docilidad para reducir el canibalismo en aves de puesta.
- El gen relacionado con el bienestar intestinal.
- El gen autosexado se denomina gen S (silver) en aves de puesta. Está ligado al sexo (la hembra tiene un cromosoma V o X), es recesivo. Si el macho tiene uno Z es normal. Si tiene 2 Z no es plateado, es amarillento.
Se considera que la introducción de un gen en una población tiene repercusión 1.4 generaciones del número de individuos de dicha población. Esto supondría una repercusión infinita, pero la práctica señala un límite práctico de 70 generaciones.
También hay un límite cuando el valor seleccionado tiene un efecto negativo sobre otros valores, como ocurre entre:
- Crecimiento, puesta e inmunidad.
- Desarrollo de la pechuga y trastornos mecánicos locomotores (discondroplasia tibial y deformaciones óseas) al cambiar centro gravedad del ave e insuficiencia cardiovascular relativa que dificulta la difusión de oxígeno y nutrientes, originando miopatía muscular profunda.
- Incremento de metabolismo óseo del calcio, que origina osteoporosis en líneas de ponedoras y reproductoras.
- El ritmo circadiano de 24 horas influye negativamente en ponedoras con ciclo de ovulación de 26 horas.
Criterios de futuro
Se considera que la avicultura en parque necesitará estudiar la mejora en caracteres no considerados hasta ahora, como:
- Forma y tamaño del pico en ponedoras para reducir el canibalismo «social».
- Preferencias organolépticas de huevoy carne en los consumidores de producto no de jaula y ecológico.
- Conservación e introducción de genes de aves naturalmente resistentes (sobrevivientes no vacunadas) a enfermedades especialmente víricas (gripe y bronquitis infecciosa) y bacteriana (salmonelosis).
- Recuperación de estirpe de pollos crecimiento «lento» (p.e. 2.5 kg en 60 días).
Introducción de normas ecológicas en la crianza de las aves
ECOLOGÍA es, posiblemente, uno de los términos más usados actualmente y, muchas veces, de forma incorrecta en relación a su significación.
ECOLOGÍA “BIOLÓGICA”
Según el diccionario, “Ecología” es la parte de la biología que estudia las relaciones de los seres vivos de una zona determinada, entre sí y con el medio en el que viven.
Y “Ecológico” es “todo aquello que no es perjudicial para el medio ambiente”. O bien, toda aquella persona que defiende y protege el medio ambiente.
Pues bien, la agricultura natural, la agricultura indígena, la agricultura familiar y la agricultura campesina son tipos de agricultura natural que buscan el equilibrio con el ecosistema, son sistemas agrícolas sostenibles, que se han mantenido a lo largo del tiempo en distintas regiones del mundo buscando satisfacer la demanda de alimento natural y nutritivo a las personas y los animales, de manera que el ecosistema agrario mantenga el equilibrio.
Las razas avícolas autóctonas están perfectamente integradas en el medio, se alimentan de productos naturales, de proximidad y requieren menos medicación porque su resistencia a las enfermedades es mayor.
¿Hay alguien que diga que esto no es ecología?
ECOLOGÍA “SOCIAL”
La aparición de un llamado “ecologismo social” ha introducido en la producción ecológica factores que nada tienen que ver con la calidad del producto o el proceso de producción. Este tipo de movimientos entienden que los problemas medioambientales tienen su origen en un modelo de producción y consumo cada vez más globalizado, del que derivan también otros problemas sociales, y que hay que transformar, si se quiere evitar la crisis ecológica.
Esta forma de producción, además de contemplar el aspecto ecológico, incluye en su filosofía el mejoramiento de las condiciones de vida de sus practicantes, de tal forma que su objetivo se apega a lograr la sostenibilidad integral del sistema de producción agrícola; o sea, constituirse como un agrosistema social, ecológico y económicamente sostenible.
Las razas autóctonas forman parte de un agrosistema social, ecológico y económicamente sostenible y, además, contrubuyen al empoderamiente de los agricultores locales y a mejorar su alimentación.
¿Hay alguien que diga que esto no es ecología?
Para solicitar ayuda para sus finalidades “SOCIALES”, diversas entidades realizan campañas de sensibilización, denuncias públicas o legales contra aquellas actuaciones que dañan el medio ambiente, a la vez que elabora alternativas concretas y, según ellos, viables, en cada uno de los ámbitos en los que desarrolla su actividad. La confusión entre ecologismo, anticapitalismo, movimientos sociales y antisistema que muchas veces acompaña a estas campañas hacen que la discusión de estas posiciones quede fuera de este tema.
ECOLOGÍA “LEGAL”
En otros casos, autocalificarse como “ecologista” o “ecológico” no basta. Se puede ser ecologista, producir de forma ecológica y no poder comercializar productos ecológicos. Porque, para comercializar acogiéndose a la etiqueta de “Producción Ecológica” se requiere estar aprobado y registrado como tal.
Esto exige:
- Cumplir EL REGLAMENTO (Incluye utilizar insumos ecológicos).
- Pasar un periodo de adaptación.
- Superar unos controles externos periódicos.
- Utilizar un logotipo específico en la etiqueta.
De acuerdo a este Reglamento, “la agricultura (o la Producción Avícola) ecológica, orgánica o biológica es un sistema de producción de una explotación agrícola autónoma, basado en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos químicos sintéticos u organismos genéticamente modificados (OGM); ni para abono, ni para combatir las plagas, ni para cultivo. Logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos, a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente. Todo ello de manera sostenible, equilibrada y económicamente mantenible”.
¿Es esta la única ecología?
La producción ecológica se conoce también, según los países, como “orgánica”, “biológica”, “natural” y otros nombres, pero su utilización en castellano, por traducción directa del idioma original, no es correcta, ya que, la “otra agricultura”, la que no se considera “ecológica”, ni es “inorgánica”, ni “geológica” ni “artificial”.
“Ecológico” no equivale tampoco a “rudimentario” y menos todavía a “deficiente”, antes, al contrario, ya que la prohibición del uso de determinadas sustancias obliga a un mayor esfuerzo en el control y prevención de enfermedades. En la producción ecológica pueden minimizarse algunos riesgos (como la presencia de residuos de antibióticos) pero se incrementan otros (como la difusión de enfermedades y parasitismos).
Hay que tener presente que no debe existir ninguna diferenciación en cuanto a la sanidad, seguridad y calidad de los alimentos producidos, ya que la normativa exige los mismos requisitos y niveles en cualquier sistema de producción. Lo que diferencia unos productos de otros es eso, el sistema de producción.
Dicho esto, cualquier productor avícola, por pequeño que sea, debe intentar que sus sistemas productivos sean lo más respetuosos con el medio y “ecológicos” posible (en sentido amplio), y las administraciones así deben estimularlo. Pero, la decisión de comercializar los productos amparados en este logotipo debe ser tomada después de un concienzudo estudio técnico, económico y comercial. En este estudio se deben comparar los costos que suponen pertenecer a una entidad asociativa y soportar inspecciones y controles periódicos con los beneficios adicionales que puede aportar comercializar un producto certificado.
¿Los alimentos ecológicos son más sanos, seguros y mejores para la salud?
No, “hoy por hoy, no hay pruebas científicas indiscutibles que demuestren que los alimentos ecológicos -también llamados orgánicos o bio– son mejores para la salud que los convencionales”. Al menos eso es lo que pone de manifiesto una nueva evaluación de Nutrimedia, el proyecto del Observatorio de la Comunicación Científica de la UPF –en colaboración con el Centro Cochrane Iberoamericano y el apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT)–, que analiza científicamente el grado de certeza de los mensajes y las creencias sobre alimentación y salud.
“Mientras que el efecto beneficioso de comer frutas y verduras está bien documentado científicamente, por ahora no es posible saber si la versión ecológica de estos productos aporta beneficios adicionales para el organismo”.
Y justifican su conclusión en que, por un lado, hay pocas investigaciones que hayan estudiado los efectos de los productos ecológicos en la salud y, por otro, que el grado de certeza de los resultados de la investigación disponible al respecto es muy bajo. Los estudios disponibles son de tipo observacional y tienen, además, importantes limitaciones metodológicas, lo que reduce la confianza de sus resultados. “Las diferencias de nutrientes son, en general, pequeñas y, probablemente, poco relevantes para poblaciones que siguen una alimentación correcta”.
Conclusiones
Los programas de selección actuales incorporan todas las fases que históricamente ha seguido la industria avícola para llegar de las razas asiáticas silvestres hasta los híbridos que se explotan actualmente en las granjas.
- La selección avícola se basa en 4 técnicas: fenotípica, cuantitativa, genéticay molecular.
- La selección fenotípica permitió crear razas autóctonas a partir de razas silvestres importadas del sur y sudeste asiático hacia Europa y Norteamérica.
- La selección cuantitativa ha permitido mejorar las cualidades productivas de las razas europeas y norteamericanas mediante cruces produciendo híbridos de máxima productividad.
- La selección genéticapermitió introducir criterios selectivos basados en la heredabilidad de los caracteres y en la relación entre caracteres aparentemente no relacionados, así como el uso de computadoras.
- La selección por genéticamolecular ha permitido seleccionar, en los híbridos, genes específicos que exageran el desarrollo anatómico de pechuga o el metabolismo del calcio hasta el punto de llegar al límite de situaciones patológicas.
- La necesidad de ir a la crianza ecológicaen los próximos años para disminuir la contaminación y poder alimentar 10.000 millones de personas obligará a crear una nueva modalidad que podríamos llamar genética ecológica. Incluirá modificaciones anatómicas del pico, composición organoléptica de carne y huevo, reducción de residuos y emisiones y resistencia a enfermedades.
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