Coccidiosis porcina
Es una patología frecuente en el sector y afecta mayoritariamente a lechones lactantes

-
- 1 ¿Qué es la coccidiosis porcina?
- 2 ¿Qué importancia económica tiene la coccidiosis porcina?
- 3 Etiología
- 4 Ciclo biológico y transmisión de la coccidiosis porcina
- 5 Factores de riesgo de la coccidiosis porcina
- 6 ¿Cuáles son los signos clínicos y lesiones típicos de la coccidiosis porcina?
- 7 Diagnóstico de la coccidiosis porcina
- 8 Tratamiento y prevención de la coccidiosis porcina
¿Qué es la coccidiosis porcina?
La coccidiosis porcina es una enfermedad parasitaria muy frecuente y de importancia mundial en porcicultura por sus efectos negativos en la producción y el desarrollo de los lechones.
El nombre de esta enfermedad se usa como término general para describir los signos clínicos y las lesiones causadas en cerdos por protozoos de los géneros Eimeria o Isospora.
Estos parásitos causan daño tisular en el intestino, alterando la absorción de nutrientes y produciendo diarrea y descenso de las producciones.
¿Qué importancia económica tiene la coccidiosis porcina?
La coccidiosis clínica es una de las principales causas de retraso en el crecimiento, mala conversión alimenticia y pérdida de la uniformidad de la camada en los lechones en lactación o post-destete. Su prevalencia suele ser superior en países donde los cerdos se crían de forma intensiva (Tabla 1).

Etiología
Los géneros de coccidia que afectan al cerdo son Eimeria e Isospora, protozoos intracelulares obligados que se replican en el epitelio intestinal del hospedador y que producen diferentes grados de enteritis dependiendo de la especie.
Los animales en lactación son los más propensos a sufrir esta patología. La gran mayoría de las coccidiosis en lechones lactantes son producidas por Isospora suis, que origina la llamada “coccidiosis neonatal”. Por ello, Isospora suis se considera la coccidia de mayor importancia en porcino y es en la que se profundiza en este artículo.
Ciclo biológico y transmisión de la coccidiosis porcina
La transmisión se realiza al ingerir, por parte de los lechones, ooquistes esporulados (la forma infectiva del parásito) presentes en el ambiente contaminado de las salas de maternidad. Los ooquistes del ambiente proceden de lechones enfermos en ciclos previos o en el mismo ciclo productivo. Anteriormente, se sospechaba que las madres eran la principal fuente de contaminación, sin embargo, diferentes estudios han revelado que las cerdas eliminan bajas cantidades del parásito, siendo el lechón el contaminante principal, que elimina alrededor de 100.000 ooquistes por gramo de heces. La transmisión mecánica por vectores, como los utensilios de la granja o animales como moscas o roedores, también puede ocurrir.
Gracias al proceso de digestión, se liberan los esporozoítos del interior del ooquiste, que penetran en las células intestinales y realizan diversos ciclos de reproducción asexuales y sexuales, destruyendo, así, el epitelio intestinal y produciendo un gran número de nuevos ooquistes que serán eliminados con las heces. Este es un ciclo rápido, que dura unos 3 o 4 días.
Los ooquistes deben esporular para que sean infectivos de nuevo. Ello sucede bajo las condiciones de adecuadas de oxigenación, temperatura y humedad en el ambiente. Las salas de maternidad tienen las características idóneas para favorecer la esporulación y, por tanto, los brotes de coccidiosis. Estos ooquistes esporulados son altamente resistentes y pueden permanecer viables durante incluso un año, lo que facilita el mantenimiento de la infección.
Factores de riesgo de la coccidiosis porcina
El poder patógeno de cada especie y el curso de la enfermedad están determinados por varios factores:
Factores dependientes del hospedador
Edad, estado nutricional e inmunitario del animal y presencia de infecciones concomitantes inmunosupresoras o que afecten al intestino. Los animales jóvenes en lactación son los más susceptibles de padecer la enfermedad.
Factores dependientes del parásito
Número de ooquistes ingeridos y especie implicada.
Factores externos
Condiciones de alojamiento, higiene y manejo.
¿Cuáles son los signos clínicos y lesiones típicos de la coccidiosis porcina?
La destrucción del epitelio intestinal provoca la sintomatología y la alteración en la absorción de nutrientes, que determinan la pérdida de peso.
En lechones lactantes el principal síntoma tras la infección por Isospora suis es la diarrea de color amarillento o grisáceo y olor ácido que lleva a la deshidratación de los animales. Los lechones muestran los pelos erizados y pueden bajar de peso considerablemente. Los signos pueden aparecer a partir del 5º día de vida, siendo más frecuentes en la segunda semana, aunque pueden presentarse durante todo el período de lactación e incluso en la semana posterior al destete (Gráfica 1).

Es una enfermedad que cursa con una alta morbilidad, aunque la mortalidad suele ser relativamente baja si los animales reciben tratamiento. La enfermedad es más severa cuando se combina con agentes secundarios como Escherichia coli, Clostridium perfringens o rotavirus, frecuente en lechones.
Los parámetros productivos se ven afectados de manera prolongada, pues, tras la desaparición de los síntomas, es necesario un período de regeneración de las vellosidades intestinales y de la absorción intestinal.
En las etapas de transición y cebo los signos son normalmente menos visibles, y se pueden observar heces más pastosas o una enfermedad subclínica con un bajo crecimiento de los cerdos. Los animales adultos no suelen mostrar sintomatología, pero son portadores asintomáticos.
Las lesiones causadas por esta enfermedad son visibles a nivel del intestino delgado, con presencia de yeyunitis e ileítis que varía en su forma, desde catarral hasta fibrinonecrótica, dependiendo de la severidad de la infección.
Diagnóstico de la coccidiosis porcina
El diagnóstico presuntivo de esta enfermedad se basa en la evaluación del cuadro clínico y la mala respuesta al tratamiento con antibióticos.
El diagnóstico definitivo puede realizarse a partir de una coprología. Ante la sospecha de coccidiosis, es adecuado muestrear animales con signos durante dos o tres días para asegurar que están eliminando ooquistes en las heces, ya que, si la recogida se realiza en períodos anteriores o posteriores, la cantidad de ooquistes puede ser mínima o inexistente. Es importante llevar a cabo un muestreo repetido en la granja para poder detectar el parásito.
El diagnóstico más fiable se basa en la identificación del parásito en técnicas histopatológicas de un tramo del tracto intestinal, gracias a la tinción del tejido con el método de Giemsa.
Existen otras técnicas que permiten asegurar la detección de ooquistes, como son la técnica de la fluorescencia o las técnicas moleculares, pero, a nivel práctico, son poco utilizadas.
Diagnóstico diferencial
Es importante diferenciar la coccidiosis de otros procesos entéricos que cursan con diarrea amarillenta y que aparecen en las primeras semanas de vida, entre los que encontramos como enfermedades más comunes la colibacilosis o la clostridiosis.
Para poder diferenciarlos, hay que tener en cuenta la consistencia de las heces y la presencia de sangre en éstas, el momento de aparición de la diarrea y la respuesta al tratamiento con distintos fármacos. En muchos casos, los productores de cerdo comunican la presencia de diarrea neonatal, compatible con colibacilosis, que no responde adecuadamente a la administración de antibióticos. Ello puede orientar el diagnóstico hacia una enfermedad parasitaria o vírica, descartando las otras opciones mencionadas anteriormente.
Tratamiento y prevención de la coccidiosis porcina
Es esencial establecer un adecuado programa de higiene, desinfección y manejo de los animales. La práctica del sistema “TODO DENTRO-TODO FUERA”, que consiste en separar los diferentes ciclos productivos con un vacío sanitario de alrededor de una semana, muestra resultados beneficiosos.
Para la limpieza entre ciclos productivos, se recomienda el uso de vapor de agua y la desinfección con los compuestos de amonio o hipoclorito sódico. Las superficies de madera o cemento son más difíciles de limpiar que los suelos emparrillados de metal o plástico. Tras la limpieza y antes de la entrada de los animales, debe secarse correctamente la sala.
Durante el ciclo productivo es adecuado revisar periódicamente el sistema de bebida y retirar las heces o cambiar la cama para evitar contaminación entre animales y asegurar que el suelo se mantiene seco, ya que los ooquistes son altamente sensibles a la desecación. A su vez, debe evitarse la transmisión mecánica de los ooquistes: es necesario un control de plagas y el uso de distinto material de trabajo (utensilios y botas) entre los diferentes corrales.
Estas medidas de bioseguridad y manejo mencionadas permiten reducir el riesgo de transmisión de la coccidiosis, pero siempre son necesarias medidas adicionales para poder controlar la enfermedad, como son el uso de productos medicamentosos o productos naturales. No están disponibles en el mercado vacunas frente a la coccidiosis porcina.
Uso de productos medicamentosos
El fármaco considerado de mayor eficacia para la prevención y tratamiento de la coccidiosis porcina es el toltrazuril, activo para los estadíos intracelulares del parásito, tanto en fase asexual como sexual. Existen diferentes pautas de administración del producto, que incluyen la administración preventiva en madres pre y post parto, o la administración en los propios lechones, tanto por vía oral como inyectable.
La aparición de resistencias a estos productos, sumada a la creciente presión de la sociedad en el uso de alternativas naturales en producción animal, han limitado su uso.
Existen productos basados en sustancias naturales, como los pronutrientes, que permiten poner solución a la coccidiosis de manera natural.
Estimulación de la inmunidad mediante productos naturales
El uso de productos basados en pronutrientes es una solución natural para la prevención de la coccidiosis.
Los pronutrientes son moléculas activas derivadas de plantas que inducen la acción de genes relacionados con la síntesis proteica en una célula diana determinada. Los pronutrientes optimizadores intestinales promueven la actividad del sistema inmune local del intestino de los lechones. Gracias a su acción, el sistema inmune es capaz de eliminar de forma natural a los coccidios. Los trofozoítos son la fase más sensible a los efectos del sistema inmune, por lo que los optimizadores intestinales actúan a este nivel, eliminando el parásito del enterocito y evitando el daño en la mucosa intestinal.
Como los pronutrientes no actúan directamente sobre el patógeno, sino que estimulan la fisiología propia del animal, no crean resistencias y pueden administrarse en programas continuos. Además, al ser de origen natural, no dejan residuos en los productos y no requieren período de retirada.
Bibliografía:
- Martínez Moreno, F.J. et al. (2011). Coccidiosis porcina: posibilidades de control. Anaporc: revista de la Asociación de Porcinocultura Científica, ISSN 1697-2147, Vol. 8, Nº 83, 2011, págs. 24-30.
- Pié, J. (2016). Parasitosis porcinas: coccidiosis Neonatal, etiología y epidemiología. Veterinaria digital.
- Pié, J. (2016). Parasitosis porcinas: coccidiosis Neonatal, diagnóstico. Veterinaria digital.
- Pié, J. (2016). Parasitosis porcinas: coccidiosis Neonatal, control y prevención. Veterinaria digital.
- Pié, J. (2016). Parasitosis porcinas: coccidiosis Neonatal, un nuevo enfoque en la lucha contra la coccidiosis porcina. Veterinaria digital.
- Quílez Cinca, J. et al. (2003). Coccidiosis porcina. MG Mundo Ganadero, año 14, Nº 156, págs. 52-56.