Enfermedad de Newcastle
La enfermedad de Newcastle es una infección viral presente en aves y que cursa habitualmente con signos respiratorios agudos. Es causada por cepas virulentas de Paramyxovirus aviar tipo 1 (APMV-1). Es una enfermedad muy contagiosa y de gran relevancia en el mundo de la avicultura.

La enfermedad de Newcastle es una infección viral presente en aves y que cursa habitualmente con signos respiratorios agudos. Es causada por cepas virulentas de Paramyxovirus aviar tipo 1 (APMV-1). Es una enfermedad muy contagiosa y de gran relevancia en el mundo de la avicultura.
Esta revisión se centrará en las aves domésticas, especialmente en broilers.
Etiología
El APMV-1 también puede denominarse virus de la enfermedad de Newcastle (NDV), y es miembro de la familia Paramyxoviridae del género Avulavirus. El APMV-1 se clasifica en tres patotipos dependiendo de su virulencia: velogénico (el más virulento), mesogénico (moderadamente virulento) y lentogénico (el menos virulento). La mayoría de las cepas se agrupan en los dos extremos de virulencia.
Las cepas velogénicas y mesogénicas se incluyen como la causa de la enfermedad de Newcastle, enfermedad notificable, mientras que las lentógenas no son reportables. Las cepas velogénicas también se dividen en dos grupos según su tropismo: viscerotrópico o neurotrópico y respiratorio. A pesar de esta división, ambas presentaciones pueden aparecer simultáneamente.
La cepa velogénica es endémica en Asia, Medio Oriente, África y América Latina. Las cepas lentogénicas están presentes en todo el mundo. Otras áreas, como Europa, Estados Unidos o Canadá, están libres de cepas virulentas en aves domésticas. Los brotes de enfermedad de Newcastle deben informarse a las autoridades y pueden suponer el sacrificio de aves infectadas y el establecimiento de restricciones comerciales, por lo que los brotes pueden causar graves pérdidas económicas.
Transmisión de la enfermedad de Newcastle
Las aves pueden infectarse por inhalación o ingestión del virus. Las aves domésticas o salvajes infectadas eliminan el virus en el aire exhalado, las descargas respiratorias y las heces durante la incubación, durante la etapa clínica y, después de la recuperación, durante un período de tiempo limitado.
Los fómites también pueden ser fuente de infección, incluyendo alimentos o agua contaminados, herramientas y maquinaria o operarios de la granja. El virus también puede estar presente en la cáscara del huevo y la canal. La persistencia del APMV-1 es muy variable, ya que depende de factores ambientales como la temperatura y la humedad, aunque puede sobrevivir durante un período largo en heces, en comparación con superficies inorgánicas.
Las aves silvestres y las aves acuáticas pueden actuar como reservorios de cepas lentogénicas. Estos virus pueden mutar y volverse virulentos una vez establecidos en las aves domésticas. Algunas aves psitácidas pueden eliminar el virus de forma intermitente durante meses y más de un año.
El APMV-1 puede transmitirse a los humanos, originando conjuntivitis transitoria en personas expuestas a grandes cantidades de virus, como trabajadores de laboratorio o equipos de vacunación. No se han reportado casos de la enfermedad en agricultores ni consumidores.

Factores predisponentes
La manifestación de la enfermedad depende de:
- La susceptibilidad de la especie y el huésped, la edad y el estado inmunitario e inmunidad vacunal.
- El patotipo del virus y su tropismo por los sistemas respiratorio, digestivo o nervioso.
- La coinfección con otros microorganismos.
- Las condiciones ambientales (estrés).
Los broilers son los más susceptibles, y se enferman gravemente si se infectan con cepas velogénicas, mientras que los pavos no tienden a desarrollar signos graves. Las aves acuáticas son las aves domésticas menos susceptibles, la infección en patos y gansos suele ser subclínica, como en las aves silvestres.
Signos clínicos en la enfermedad de Newcastle
El período de incubación varía de 2 a 15 días, con un promedio de 5 a 6 días en broilers infectados con cepas velogénicas. Los signos clínicos varían en morbilidad y mortalidad según los factores mencionados en el capítulo anterior.
Las cepas lentogénicas generalmente cursan con enfermedad subclínica, que puede incluir signos respiratorios leves y mortalidad escasa. Los signos respiratorios incluyen jadeo, tos, estornudos y estertores. Las cepas mesogénicas pueden causar enfermedad respiratoria aguda con síntomas nerviosos, disminución de la producción de huevos y mortalidad baja (<10%). Los patotipos lentogénicos y mesogénicos pueden mostrar signos graves si existen coinfecciones presentes.
El patotipo velogénico causa una enfermedad grave y a veces mortal en los pollos. El cuadro clínico incluye letargia, signos respiratorios, como disnea y cianosis, que pueden seguir con la aparición de síntomas nerviosos. Las aves también pueden presentar diarrea verdosa o acuosa. Los signos nerviosos van desde temblores, espasmos, alas y piernas paralizadas, tortícolis e hinchazón del cuello y la cabeza hasta parálisis completa. Se puede producir una caída brusca o el cese completo de la producción de huevos. Los huevos pueden ser anormales en color, forma o superficie (con la cáscara de huevo rugosa o delgada) y con albúmina acuosa.
El patotipo velogénico puede provocar la muerte súbita. La morbilidad y mortalidad pueden ser llegar al 100% en broilers no vacunados. Los animales que sobreviven a la enfermedad pueden tener daños neurológicos permanentes y disminución persistente de la producción de huevos. Las aves vacunadas pueden no mostrar ningún signo excepto la disminución en la producción de huevos.
Lesiones post-mortem
Las lesiones macroscópicas generalmente se observan en aves afectadas por cepas velogénicas del virus. Las lesiones se han caracterizado especialmente en broilers afectados por cepas viscerotrópicas, aunque no son patognomónicas de la enfermedad. A veces, las aves con signos neurológicos o con muerte súbita muestran pocas o ninguna lesión. Las lesiones pueden incluir:
- Hinchazón de la cabeza, área periorbital y/o cuello.
- Petequias o hemorragias en las membranas serosas del sistema digestivo y la mucosa del proventrículo e intestino.
- Hemorragias en el tejido linfoide del tracto respiratorio y el sistema digestivo, especialmente en las placas de Peyer.
- Esplenomegalia, bazo friable y con áreas necróticas/hemorrágicas.
- Edema alrededor del timo y la bursa de Fabricio en aves jóvenes.
- Edema, hemorragias o degeneración de los ovarios.
Las lesiones causadas por patotipos lentogénicos suelen limitarse a congestión y exudados mucosos en el tracto respiratorio, con opacidad y engrosamiento de los sacos aéreos.
Diagnóstico
Los signos clínicos no pueden confirmar el diagnóstico de ND, pero tanto el cuadro clínico como las lesiones macroscópicas pueden orientar en el diagnóstico diferencial.
La enfermedad de Newcastle puede diagnosticarse mediante el aislamiento de APMV-1 de aves vivas o muertas recientemente.
- Muestras
- Generalmente se utilizan hisopos traqueales y de la cloaca en aves vivas o heces frescas.
- En aves muertas se cogen muestras de bazo, pulmón, intestinos o contenido intestinal, hígado, riñones, corazón y cerebro, o hisopos oronasales de la canal.
- Las pruebas de laboratorio se realizan a partir de huevos embrionados, cultivos celulares o directamente de muestras clínicas.
- La técnica de inhibición de la hemaglutinación (HI) para APMV-1 en huevos embrionados es una herramienta eficaz para el diagnóstico. Pueden realizarse otras pruebas serológicas, como la seroneutralización o ELISA, pero la vacunación o la exposición previa pueden interferir con los resultados.
- RT-PCR de cultivo celular. Esta prueba no detecta todas las cepas, aunque sí algunas de las cuales pueden crecer en cultivos celulares pero no en huevos embrionados. Por lo tanto, ambos sistemas de cultivo deben usarse en casos sospechosos.
- RT-PCR de muestras clínicas.
- También se pueden emplear pruebas moleculares, como la secuenciación de genes, que serán útiles para el proceso de identificación.
La patogenicidad de APMV-1 se puede cuantificar con diferentes ensayos:
- Secuenciación genética. La mayoría de las cepas velogénicas tienen una secuencia específica en la proteína viral F2 y en el residuo de la proteína F1. Esta técnica es una herramienta útil para fines de comercio internacional. Si esta secuencia no está presente, la patogenicidad del virus debe evaluarse en aves vivas.
- Índice de patogenicidad intracerebral (ICPI). Esta es la prueba estándar internacional actual para broilers, que evalúa enfermedad y muerte en pollitos de 1 día. Se valora en una escala de 0 a 2, donde los virus lentogénicos se acercan a 0 y las cepas virulentas a 2.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye otras enfermedades que muestran signos respiratorios junto con alta mortalidad, cólera de aves, IAAP, viruela aviar, laringotraqueitis, micoplasmosis, bronquitis infecciosa. Se deben realizar pruebas de laboratorio para descartar otra etiología.
Prevención contra la enfermedad de Newcastle
La notificación de la enfermedad debe realizarse según las pautas establecidas a nivel nacional, donde se incluye el control del movimiento y las cuarentenas, la destrucción de las aves expuestas e infectadas, la limpieza y desinfección y el cumplimiento del período de seguridad antes de la reposición de nuevos animales. La prevención se fundamenta en buenas medidas de bioseguridad y planes de vacunación.
Bioseguridad
Los planes de bioseguridad se basan en unas prácticas adecuadas de aislamiento y gestión de las explotaciones:
- Aislamiento de granjas, pienso y agua de posibles aves silvestres.
- Control de plagas para evitar la presencia de roedores e insectos.
- Control del tráfico de personas y vehículos: minimizar la entrada y salida de las instalaciones y cumplir con estrictas desinfecciones de todo el equipamiento que ingrese a la granja.
- Política de higiene para los operarios: ducha y vestimenta dedicada. Deben evitar el contacto con aves salvajes o mascotas fuera de la granja.
- Realizar el sistema «todo dentro – todo fuera» para evitar el contacto de grupos de diferentes edades.
- Entre los desinfectantes efectivos se incluye: éter, formalina, glutaraldehído, agentes fenólicos y oxidantes, clorhexidina e hipoclorito de sodio. El virus también puede inactivarse por tratamientos térmicos.

Vacunación contra la enfermedad de Newcastle
La vacunación se usa ampliamente en todo el mundo para proteger a las aves, especialmente en países donde las cepas velogénicas son endémicas. Algunos países libres de ND permiten la vacunación para prevenir la infección por cepas lentogénicas.
La vacunación tiene como fin disminuir la excreción y la transmisión, y reducir las pérdidas y la gravedad de la presentación. Pueden usarse broilers como centinela para controlar las bandadas vacunadas.
Es importante considerar el tipo de vacuna que se utilizará, la cepa de campo del virus, el estado inmunitario y sanitario de las aves y el nivel de anticuerpos maternos. El plan de vacunación puede incluir vacunas vivas convencionales, vacunas inactivadas o vacunas recombinantes.
Las vacunas vivas lentogénicas se usan comúnmente por aplicación masiva a través del agua de bebida o por aerosol. Las más utilizadas son las cepas B1 y LaSota. Estos tipos de aplicación requieren menos mano de obra pero, si no se administran adecuadamente, la parvada puede quedar mal vacunada (<85%) y no alcanzar la inmunidad de grupo. La administración de vacunas vivas también se puede hacer individualmente mediante instilación intranasal o conjuntival. Los polluelos pueden vacunarse a los 1-4 días de vida y revacunarse 2-4 semanas más tarde, o la vacunación inicial puede retrasarse hasta la segunda o tercera semana de vida para evitar la interferencia con los anticuerpos maternos.
Las vacunas inactivadas, que pueden ser de cepas virulentas o avirulentas, se incorporan a una emulsión y se aplican por vía intramuscular o subcutánea. En este caso se garantiza que cada ave recibe una dosis estándar, pero se requiere una mayor cantidad de virus para la inmunización que en las vacunas vivas. Además, son más caras y requieren más mano de obra.
La frecuencia de la revacunación depende del riesgo de exposición y virulencia del virus de campo. Se realizan diferentes estrategias para garantizar el mantenimiento de la inmunidad del lote. En ponedoras y reproductoras con bajo desafío (países libres de ND) pueden emplear inicialmente vacunas inactivadas o vacunas vivas, y que las siguientes vacunaciones incluyan vacunas vivas ligeramente más patógenas. Por otro lado, los lotes con un reto alto pueden usar vacunas inactivadas después de varias vacunas vivas.
La inmunización producida por la vacunación debe evaluarse mediante pruebas serológicas. Existen kits comerciales de ELISA disponibles para tales fines.
Las vacunas recombinantes, utilizan el virus de la viruela aviar o el herpesvirus como vectores del APMV-1. Estos virus expresan los genes HN y/o F, y se encuentran disponibles comercialmente para broilers. Estas vacunas tienen como ventaja que pueden administrarse in ovo en la planta de incubación, pero todavía no existe un kit comercial para evaluar la inmunidad inducida.
Soluciones Naturales para combatir la enfermedad de Newcastle
Las líneas comerciales disponibles hoy en día en la industria avícola han sido seleccionadas por sus parámetros productivos, que tienen una correlación negativa con la resistencia a las infecciones. Además, hay situaciones en las que el sistema inmunitario no funciona de manera efectiva, como ocurre en pollitos jóvenes que aún no tienen un sistema inmunitario desarrollado, y en aves en condiciones estresantes debido a las prácticas intensivas de producción y manejo.
En estas situaciones, el sistema inmune pierde parte de la capacidad de protección del organismo, lo cual puede desembocar en una menor eficacia de la vacunación y un mayor riesgo de infección cuando hay un desafío presente. El uso de inmunoestimulantes está indicado para estos casos, con el fin de estimular el sistema inmune y permitir el desarrollo de una respuesta inmune adecuada tras la vacunación.
Los inmunoestimulantes naturales basados en pronutrientes, moléculas activas de origen vegetal, son capaces de promover fisiológicamente una correcta respuesta innata y adaptativa del sistema inmunitario, y con ello garantizar la producción y persistencia de anticuerpos y alcanzar la inmunidad del lote tras la vacunación.
Conclusiones
La enfermedad de Newcastle es una de las infecciones virales más importantes en la industria avícola. Se trata de una enfermedad notificable que causa grandes pérdidas económicas cuando ocurre un brote, debido al sacrificio de aves y las restricciones comerciales que implica.
Deben aplicarse estrictas medidas preventivas para evitar el brote o el efecto de la presentación subclínica, como son la profilaxis sanitaria y la correcta vacunación.
Las líneas comerciales usadas hoy en día en producción avícola son genéticamente más débiles contra las amenazas externas, sumadas a las condiciones de estrés que implica la alta demanda productiva, que pueden afectar la actividad del sistema inmune.
El uso de inmunoestimulantes naturales basados en pronutrientes mejora fisiológicamente la respuesta inmune innata y adaptativa, asegurando la producción adecuada de anticuerpos y su persistencia después de la vacunación.
Bibliografía
- Enfermedad de Newcastle, Ficha Técnica de Enfermedades.
- Merck Veterinary Manual. Enfermedad de Newcastle en aves de corral.
- Iowa State University – Centro de Seguridad Alimentaria y Salud Pública. Enfermedad de Newcastle, Ficha técnica.