Pruebas culturales de la encefalización de la especie humana. Divulgación 76

El coeficiente de encefalización es un parámetro que corresponde al peso relativo del encéfalo en relación al peso corporal de cada especie. Se considera que la regulación de un mayor número de funciones vitales (respiración, habilidades motoras, termorregulación, presión sanguínea…) por parte del sistema nervioso central debe corresponderse con un mayor tamaño del encéfalo y que una vez alcanzado el tamaño básico, para garantizar estas funciones mínimas, todo desarrollo de masa encefálica suplementaria se destina a tareas cognitivas más complejas. Esta consideración previa nos lleva a concluir que toda actividad cognitiva y de comportamiento tiene un soporte histológico y por tanto anatómico, en la masa encefálica relacionado con las interconexiones neuronales, entre la corteza (córtex) y áreas subcorticales (más primitivas), y con el desarrollo del neo córtex.
Este blog se destinara a describir las primeras pruebas culturales humanas relacionadas con este proceso de encefalización que ha llevado a la especie humana a ser el ser vivo con mayor coeficiente de encefalización (7.6) del planeta, en comparación con 4 (delfines) y 2.5 (chimpancés), y en consecuencia a desarrollar culturas en diferentes partes del planeta.
Hace 40 millones de años se inició un cambio climático denominado glaciación cenozoica. Consecuencia de ella se producen grandes alteraciones en los regímenes pluviales, niveles marinos y distribución entre áreas desérticas y selváticas , aislando poblaciones y realizándose una selección positiva sobre poblaciones, de primates, que tenían expresión en el gen ROBO1. Puede considerarse que de ahí deriva la separación entre el linaje de los orangutanes y el linaje de los antecesores de gorilas, chimpancés y humanos que quedo consumado hace 12 millones de años. El mantenimiento de la presión selectiva de dicha glaciación acabó provocando la separación tardía , hace 7 millones de años, entre homínidos, chimpancés y bonobos.
El coeficiente de encefalización humano fue aumentando, adquiriendo habilidades y comportamientos nuevos, y encontramos una primera prueba cultural de 1.8 millones de años consistente en la elaboración de cantos tallados como instrumento. Transcurridas unas 4000 generaciones (equivalente a 100,000 años) los homínidos desarrollaron un grado de encefalización que les permitió diseñar piedras bifaces . Esta es la segunda prueba cultural de elaboración de instrumentos de una antigüedad de 1.7 millones de años.
Se considera que la suavización de las condiciones climáticas permitió el incremento de la población humana y la expresión del gen MCPH1 hace 1.1 millones de años. Dicho gen se relaciona con la aparición de habilidades más complejas, como la manipulación y uso del fuego, que constituyen la tercera prueba cultural de la encefalización con una antigüedad de 0.35 millones de años (350,000 años). También a esta época corresponde la fijación de la actual estructura genética del cromosoma Y (cuya transmisión a las siguientes generaciones se realiza exclusivamente a través del 50% de los espermatozoides masculinos)
Un recrudecimiento de las condiciones climáticas se produce entre 180 y 130,000 años atrás (periodo glacial de Riss) y como consecuencia se inicia una nueva selección positiva sobre variantes genéticas mitocondriales que fijan la estructura genética actual del ADN circular de las mitocondrias humanas (cuya transmisión a las siguientes generaciones se realiza exclusivamente a través de todos los óvulos femeninos)
En esta situación de asentamiento de los genes ROBO1, MCPH1, del cromosoma Y masculino y del ADN circular mitocondrial, la especie humana atravesó un nuevo proceso selectivo ocasionado por la combinación de la catástrofe volcánica de Toba y el periodo glacial de Wurn. La primera, ocurrida hace 73,000 años, provoco un invierno volcánico que duro 6 años , seguidos del segundo que se extendió hasta hace 10.000 años llevando a la especie humana al borde de la extinción.
Probablemente estos fenómenos realizaron una selección positiva sobre aquellos pocos individuos poseedores del gen DRD4 en sus variantes 2R y 7R relacionados con el control de la dopamina, la capacidad de imaginación y asunción de riesgos. Transcurridas unas 1500 generaciones, desde la catástrofe de Toba, la población humana seleccionada se expandió por el planeta y secuencialmente aparecen nuevas pruebas culturales consecuencia de nuevas habilidades derivadas el proceso de encefalización: aparición de grafismos (40.000 años) moldeado de barro (29.000 años), piezas cerámicas (27.000 años) y puntas afiladas (16,000 años)
Terminada la glaciación de Wurn aparecen nuevas pruebas de la encefalización: aparición de ornamentos de cobre fundido (9.000 años), domesticación de cereales y ganado (6.700 años), estatuillas zoomorfas (6.500 años), escritura (6.000 años) y construcciones megalíticas o piramidales (5.500 años)
Consecuencia de estas informaciones podemos concluir que aquellos fenómenos culturales que se han producido, de forma simultánea, en diversas áreas del planeta no son fruto de fenómenos externos a la evolución de la especie humana, todo al contrario, el proceso de encefalización originado por la dotación genética humana y seleccionado por las condiciones ambientes es el origen de que culturas distantes entre sí presenten etapas iguales en tiempos parecidos.