Dr. Sittiporn Praneenij: «la industria agroalimentaria está yendo hacia la granja 4.0»

Autores: Albert Curto y María Sabaté
El Dr. Sittiporn Praneenij es el vicepresidente de C.P. Animal Health Business Group, subsidiaria del grupo tailandés Charoen Pokphand (C.P. Group). Se doctoró en Medicina Veterinaria en 1979 por la Universidad de Kasetsart, en Tailandia. Durante su carrera profesional, ha ocupado puestos directivos en algunas de las principales empresas agroalimentarias con presencia en el Sureste Asiático.
Como miembro de la Asociación de Medicina Veterinaria de Tailandia durante 4 años consecutivos (2004-2008), el Dr. Sittiporn Praneenij cuenta con una dilatada experiencia y amplio conocimiento del sector veterinario de su país. Además de sus responsabilidades en C.P. Group, es actualmente miembro del comité de la fundación Charoen Pokphand para el desarrollo de las comunidades rurales tailandesas, poniendo especial énfasis en el apoyo a la escolarización y a la mejora del acceso a la educación.
Charoen Pokphand Foods Public Company Limited (CPF) es la división alimentaria de este conglomerado que, con sede en Bangkok, es uno de los más importantes a nivel mundial, con presencia en los sectores porcino, pollos de engorde, producción de huevos, patos y acuicultura. CPF tiene presencia en 14 países, 17 sedes representativas en el extranjero y exporta de Tailandia a más de 30 países alrededor de los 5 continentes, con un mercado potencial de 4 billones de personas.
CPF define su línea de negocio como «verticalmente integrada», pues tiene control sobre la totalidad de los procesos productivos, desde la elaboración de piensos, cría de animales, procesamiento de carnes, elaboración de productos precocinados y listos para el consumo, así como cadena propia de tiendas de alimentación y cadena de restaurantes propios.
Como miembro del comité de la Asociación Tailandesa de Medicina Veterinaria, ¿cómo cree que han evolucionado las ciencias veterinarias en las últimas décadas?
Al menos hasta 2018, Tailandia cuenta con 9 facultades de medicina veterinaria y una media de 600 nuevos veterinarios licenciados por año. Sin embargo, para haber sido capaces de llegar hasta aquí, primero es necesario saber cuál fue el punto de partida. En este sentido, debemos centrarnos al reinado del ya difunto Rey Bhumibol Adulyadej, también conocido como Rama IX, que ocupó el trono de Tailandia desde 1946 hasta 2016.
El desarrollo agrícola de la Tailandia rural fue uno de los principales retos que se marcó el rey desde el principio de su reinado. En consecuencia, las ciencias veterinarias se alinearon con las correspondientes secciones del gobierno para brindar el apoyo teórico y tecnológico que el sector agrícola del país necesitaba para modernizarse. Entre los objetivos finales, se encontraba alcanzar la capacidad de producción necesaria para abastecer las necesidades del país y una mejor alimentación para los tailandeses. En algunas ocasiones también se obtuvo apoyo del sector privado y de otras naciones, siempre con el fin de alcanzar el firme objetivo que en su día se marcó el rey: modernizar la agricultura.
En cuanto la producción empezó a incrementar, las ciencias veterinarias jugaron un papel fundamental en la mejora de la calidad del producto. Granjas más seguras producen alimentos seguros. Hoy en día Tailandia produce veterinarios de primer nivel que, conjuntamente con los nuevos avances científicos y tecnológicos, están permitiendo a la industria tailandesa cumplir con estándares internacionales de seguridad y calidad.
¿Podría dar más detalles sobre las medidas que el rey Rama IX implementó para modernizar la industria agroalimentaria?
El rey Bhumibol trabajó en una filosofía propia para el desarrollo de Tailandia que se conoce como «Economía de Suficiencia». A grandes rasgos, «suficiencia» se debe entender como sinónimo de moderación, de la prudencia y de saber lo que es razonable. Esos tres valores dan forma a la mentalidad y al espíritu tailandeses de la actualidad a todos los niveles, desde las familias pasando por comunidades, el sector empresarial y el gobierno de la nación. Suficiencia es el camino que el rey Bhumibol escogió para lidiar con los retos y problemas emergentes en un mundo cada vez más globalizado.

El rey Bhumibol era muy joven cuando regresó de Suiza a Tailandia después del fallecimiento de su hermano, el monarca previo al que él iba a substituir. Desde un principio, visitó las zonas rurales más empobrecidas y se rodeó de los mejores profesionales para modernizar la agricultura y la industria agroalimentaria. La Economía de Suficiencia, aplicada en este contexto, consistió en tres medidas o niveles principales. El primero, adquirir el conocimiento y las competencias necesarias para desarrollar la industria; el segundo, saber qué productos producir y en qué mercados venderlos; el tercero, conseguir que el sector sea sostenible y asegurar inversión continua.
¿Qué efecto tuvo en el sector avícola en particular?
Estas medidas cambiaron la sociedad en conjunto y la industria aviar no fue una excepción, aunque el desarrollo pasó por una fase inicial de adopción, subsecuentemente seguida de un periodo continuo de adaptación a cambios en el mercado.
Hasta 1970, la agricultura en Tailandia era mayoritariamente de subsistencia. Había mucha más gente que se dedicaba a ella y solía haber ganado en los patios de las casas. Eran unidades reducidas y se combinaba con el cultivo de otros alimentos para alimentar, principalmente, a las mismas familias. Como dato curioso, los fundadores de lo que hoy es C.P. Group, los hermanos Ek Chor y Siew Whooy, abrieron una pequeña tienda de semillas llamada Chia Tai, en 1921.
A principios de los 70, la segunda generación de la familia, formada por los hermanos Chearavanont, introdujeron los primeros broilers en el mercado tailandés. Se trataba de una raza traída de los Estados Unidos por Dhanin Chearavanont. Hasta ese momento, la carne de pollo solo se consumía en fechas especiales, como el Año Nuevo Chino, pero no era parte de la dieta diaria de la mayoría en el país. Fue en esta época cuando algunas de las pequeñas explotaciones animales familiares fueron poco a poco transformándose en granjas pequeñas y medianas.
A principios de 1980, Tailandia inició las primeras exportaciones. A partir de los años 90 las exportaciones de pollo deshuesado y congelado se substituyeron por las de pollos procesados y precocinados, debido a una pérdida de competitividad ante la competencia procedente de China. Los inicios de la década de los 2000 destacaron por la introducción de nuevas regulaciones más restrictivas por parte de la Unión Europea, lo que obligó a implementar mejoras concernientes a la salud animal y a la seguridad alimentaria para poder seguir exportando a ese mercado.
En 2003 se detectó un brote grave de gripe aviar y las exportaciones de pollo crudo congelado fueron las más afectadas, desapareciendo prácticamente del mercado. En esos días había una manifiesta preocupación global por la seguridad de los alimentos compartida por autoridades sanitarias y consumidores. La ventaja de C.P. Food en esa época fue la de haberse especializado en producción de pollo procesado y precocinado, que resultó ser más seguro que el pollo no cocinado. Sin embargo, es verdad que la gripe aviar hizo retroceder dramáticamente las exportaciones de pollo crudo hasta el punto de ser casi inexistentes. Estas no lograron reactivarse hasta después de 2010, especialmente gracias al mercado japonés.

¿Cuál va a ser el siguiente paso de la industria?
La tecnología. La industria agroalimentaria está yendo hacia la granja 4.0. La automatización y la digitalización de los equipos se están introduciendo gradualmente en todos y cada uno de los procesos productivos en la cría animal. Una de las consecuencias de ello es que el trabajo humano se está volviendo cada vez más innecesario. En un futuro no muy lejano, una granja podrá producir un millón de pollos de engorde con apenas 10 trabajadores.

Usted a desarrollado parte de su carrera profesional en Vietnam e Indonesia. ¿Podría describirnos brevemente la situación de la industria agroalimentaria en esos países?
Trabajé en Vietnam desde 1996 hasta 1999. En esos días, la industria agroalimentaria no estaba del todo desarrollada. Sin embargo, fue a partir de los años 2000 cuando ese país empezó a cambiar rápidamente. Con una población algo superior a los 90 millones de habitantes, la mitad sur de Vietnam es rica en recursos hídricos y cuenta con grandes extensiones de tierra fértil. De hecho, es uno de los principales productores de arroz y café del mundo. Con la introducción de mejoras genéticas en los cultivos, Vietnam podría incrementar sus índices de producción y calidad. En relación al consumo de carne, los vietnamitas consumen más del doble de carne de cerdo que de pollo (31 kg por cápita frente a 13 kg por cápita), siendo el sector porcino de vital importancia en ese país.
En relación a Indonesia, sé que las relaciones comerciales entre ese país y Tailandia son fluidas. De hecho, C.P. Group cuenta con una sede propia en Indonesia. Como dato curioso, sabemos que el consumo de carne de pollo en el país es proporcionalmente bastante inferior (7 kg por cápita) al existente en Vietnam o Tailandia. El consumo de porcino en ese país es, por motivos religiosos, muy reducido. En lo concerniente a la agricultura, Indonesia es uno de los principales productores de arroz, tabaco y maíz, y posee un potencial enorme para la producción aviar y el abastecimiento de productos avícolas para toda Asia.
Basándonos en su dilatada experiencia internacional, ¿usted considera que el desarrollo de la industria agrícola mejora el acceso a una mejor nutrición y, en consecuencia, es un factor importante para la estabilidad social?
Sin lugar a dudas. Como he comentado anteriormente, hasta bien entrados los años 70, la carne de pollo en Tailandia solo se consumía en fechas muy señaladas. En esos días era cara y la producción baja. Hoy en día, la carne de pollo es una fuente de proteínas asequible para la gran mayoría.

En las últimas décadas, las cosas han cambiado mucho. El desarrollo del sector agrícola va de la mano con cambios profundos en las sociedades. En el pasado, el lema que predominaba era algo así como «los alimentos van de la granja a la mesa». Hoy en día el proceso se ha invertido; lo que se produce en las granjas se decide en las mesas. Hoy debemos preguntar «¿Qué quiere usted para comer?». La demanda en el mercado cambiar rápidamente y por ello debemos acercarnos al consumidor y saber qué quiere comer para satisfacer sus necesidades.
Con su experiencia en el campo de la salud animal, ¿está de acuerdo con la afirmación de que en los últimos años la salud animal a pasado de ser un mero objetivo a una condición imprescindible para la industria alimentaria?
Lo que está claro es que la seguridad alimentaria está fuertemente regulada hoy en día. En las últimas décadas, hemos podido experimentar brotes como la enfermedad de las vacas locas (BSE) desde los años 80 del siglo pasado, la ya citada gripe aviar en 2003 o el escándalo con la carne de caballo en 2013. En estos últimos años estamos asistiendo a un proceso de prohibición en el uso profiláctico de antibióticos, como respuesta a la resistencia a antibióticos detectada. La salud animal es algo serio y genera preocupación, lo que fuerza a la industria y a la sociedad en conjunto a tomarse este tema muy en serio. Creo que eso es algo bueno y debe suceder.
Afortunadamente, hoy contamos con estándares globales de seguridad. La trazabilidad de los alimentos es esencial. CPF fue pionera en la integración de todos los procesos que afectan a la producción aviar, desde el productor de piensos hasta el comercio donde se vende el pollo. Es lo que comúnmente definimos como integración vertical de negocio. Con un mayor control en las materias primas con las que se fabrican los piensos, en la cría y el engorde, el sacrificio, el transporte y otros procesos, es más fácil detectar fallos en aspectos como la calidad y la seguridad alimentarias.

Aunque aspectos como la seguridad alimentaria, los alimentos genéticamente modificados o el uso de antibióticos son los que generan más revuelo, la sociedad también está preocupada y exige cambios a la industria en relación al medioambiente o el bienestar animal, entre otros.
¿Cómo son las normativas en seguridad alimentaria en el Sureste Asiático?
La Unión Europea es, quizá, uno de los mejores ejemplos para nosotros en esta cuestión. Después de todo, las medidas deben ser colectivas, creo fervientemente en el concepto «un mundo, una salud. Los seres humanos y los animales estamos interconectados y si no tomamos las medidas necesarias las enfermedades se transmiten, pues no entienden de fronteras. La industria tailandesa sigue las políticas de la Unión Europea y la de otros principales socios comerciales, como Estados Unidos o Japón. Como país exportador de, aproximadamente, un 40% de su producción de pollos, debemos ser capaces de adaptarnos a las regulaciones de cada país.
En relación a las normativas sobre seguridad en Tailandia nos damos cuenta que, de vez en cuando, CPF va por delante del propio gobierno en lo que a regulación se refiere. Como ya he comentado, nosotros ya cumplimos con los estándares más restrictivos en seguridad alimentaria y siempre estamos dispuestos a asesorar al gobierno tailandés en aquellos puntos donde aún se puede mejorar.
Usted ha complementado su formación científica en el campo de la veterinaria con formación de dirección de empresas. ¿Qué influencia tiene la tecnología y los avances en veterinaria sobre las decisiones que toma su empresa?
Como mi mayor prioridad dentro de C.P. Animal Health Business Group, le puedo asegurar que la seguridad alimentaria es un punto clave en nuestras decisiones, de ahí que la salud animal sea uno de los valores corporativos principales. Nuestro departamento de veterinaria juega un papel crucial dentro de la empresa y estamos muy pendientes de los nuevos avances en el campo de la salud y la nutrición animal. Esto no se debe solamente al cumplimiento de estándares en seguridad de los alimentos, sino también a la necesidad de innovar en nuestros procesos productivos, para mejorar la calidad de nuestros productos y para ser capaces de adaptarnos a un entorno en constante cambio.
Por ejemplo, las actuales tendencias en el uso de aditivos en la nutrición animal son diferentes a los de una década atrás. En los últimos años ha habido cambios substanciales en las normativas concernientes al uso de antimicrobianos después de detectar un creciente problema de resistencia de algunas bacterias a antibióticos de uso común. Si entendemos «tecnología veterinaria» como aquellos nuevos productos potencialmente capaces de substituir a los antibióticos, o mejorar la salud animal en su ausencia, es un factor determinante en la toma de decisiones a nivel empresarial.
En la actualidad, parece que la solución a las restricciones en el uso profiláctico de antimicrobianos está en el uso de antimicrobianos no antibióticos, los probióticos y otros inmunoestimulantes de origen natural.
¿Qué retos cree que la industria agroalimentaria tailandesa tendrá que afrontar en un futuro próximo?
Desde la perspectiva de CPF, podemos prever que los potenciales retos emergerán de diferentes frentes concretos. Por un lado, debemos estar alerta de todos aquellos problemas derivados de la seguridad alimentaria y la aparición o contagio de enfermedades en el mundo, lo que consecuentemente implicaría tomar nuevas medidas y un posible endurecimiento de los estándares de seguridad alimentaria.
El cambio climático y otros problemas medioambientales directa o indirectamente relacionados pueden presentar retos para nuestra industria.
Por otro lado, no debemos olvidar la evolución de la sociedad. Hoy en día estamos experimentando un cambio en los gustos y hábitos alimentarios en cuanto a tendencias como el vegetarianismo y el veganismo. A su vez, también la innovación tecnológica puede presentar retos difíciles para nuestra industria como, por ejemplo, el día que la carne, derivados o alimentos ricos en proteínas de origen animal se puedan fabricar en un laboratorio.

8.000 años atrás, el ser humano abandonó la caza y domesticó algunas especies de animales terrestres. Hoy en día parece que la misma situación se está repitiendo con especies acuáticas. ¿Qué especies marinas o de ría considera que deberían ser domesticadas?
En Tailandia ya estamos explotando casi todas aquellas especies que pueden ser domesticadas. Quizá aún no somos capaces de domesticar especies tales como el pulpo o similares. Sin embargo, una gran parte de las especies acuáticas son y están siendo domesticadas.
Las industria de producción animal tailandesa trabaja con especies que no son tradicionalmente consumidas en nuestro país. Por ejemplo, hay granjas de cocodrilos, avestruces u otras especies animales salvajes. Un sector con gran potencial de crecimiento es el de los insectos para consumo humano, como los saltamontes o los grillos… También producimos pienso para todo tipo de insectos.
Concretamente, no sabría confirmarle qué especies van a ser domesticadas en un futuro próximo, pero sí sé que la industria tailandesa trabaja con la gran mayoría de especies domesticadas.
Para finalizar, ¿podría recomendar algún proverbio tailandés útil para una sociedad occidental cada vez más inmersa en el estrés y en proceso de desorientación moral y ética?
Como he mencionado anteriormente, la Tailandia de hoy está fuertemente inspirada en la filosofía de la Suficiencia Económica que el rey Rama IX nos dejó como legado. Por eso, en mi país, apreciamos valores como la moderación y la proporcionalidad en la toma de decisiones. En este sentido, usamos dos proverbios que invocan estos valores:
“Confeccione su abrigo según la cantidad de tela de que disponga”, lo que significa que uno debe vivir según los recursos de los que se disponga. También hay otro dicho con connotaciones similares que, traducido al español, sería algo así como «la belleza de un pequeño pájaro lo es en la medida necesaria para su subsistencia», o que nos indica que todo se debe dar de manera proporcionada, ni más, ni menos.