Ligamentos del hÃgado y la vejiga, y su importancia evolutiva. Divulgación 18

Cuando se realiza la necropsia, de mamíferos neonatos, se observan tres formaciones que partiendo del cordón umbilical se dirigen, dos, en dirección caudal y, uno, en dirección craneal. Las dos formaciones que se dirigen en dirección caudal son las dos arterias umbilicales y la formación que se dirige en dirección craneal es la única vena umbilical.
Pasados unos días, del nacimiento, las dos arterias umbilicales se retraen y rodean la vejiga urinaria convirtiéndose en los ligamentos suspensores laterales de la vejiga. Igualmente la vena umbilical se transforma y pasa a formar parte fundamental del ligamento redondo del hígado y una pequeña porción, conocido como conducto de Arancio, se transforma en el ligamento venoso.
Las dos arterias umbilicales, una vez convertidas en ligamentos, han dado origen a las dos arterias iliacas primitivas que se unen, en dirección craneal a la altura de la vértebra L4 formando la aorta ascendente. Si observamos a ambos lados de estas arterias iliacas encontraremos una cadena de ganglios linfáticos formados por dos grupos. El primero es el grupo iliaco derecho, al lado de la arteria iliaca primitiva derecha, y el segundo el grupo iliaco izquierdo situado al lado de la arteria iliaca primitiva izquierda. Los dos grupos linfáticos iliacos constituyen el inicio de la cadena ganglionar lumboaortica (4 o 5 pares de ganglios lumbares) que va desde las primeras vertebras lumbares hasta el cayado de la aorta y, mas allá, hasta los ganglios retrofaríngeos.
Esta conexión entre las dos arterias umbilicales y las dos arterias iliacas primitivas con los primeros ganglios linfáticos lumboaorticos es fundamental en la explicación de la transmisión de infecciones bacterianas (actinobacillosis) y víricas (aujezky) de la cerda a los lechones durante la gestación.
Finalmente indicar que esta vía de transmisión conecta las cadenas de ganglios linfáticos lumbares con la transmisión dirección ascendente, de las infecciones bacterianas, hacia el sistema linfático ganglionar y dirección descendente, de las infecciones víricas, hacia el sistema nervioso. Esta vía de conexión la utilizaremos más adelante en explicar la evolución de la "escalera de cuerda" de los anelidos a sistema nervioso y sistema linfático (ambos construidos por pares de ganglios nerviosos o linfáticos)