Editorial 81: De Gaius Octavius a Cesar Augusto
Desde el inicio de la sustitución de la caza y la recolección, por la ganadería y la agricultura, en el neolítico aparecieron grupos que se apoderaron, por la fuerza, de la propiedad de la tierra y exigieron, a los demás, el pago de impuestos por el ejercicio de su trabajo, del tránsito por su supuesta propiedad o del intercambio de productos. Fue el inicio de la época en la que los que producían tuvieron que pedir permiso, y pagar por él, a quienes no producían.

Desde el inicio de la sustitución de la caza y la recolección, por la ganadería y la agricultura, en el neolítico aparecieron grupos que se apoderaron, por la fuerza, de la propiedad de la tierra y exigieron, a los demás, el pago de impuestos por el ejercicio de su trabajo, del tránsito por su supuesta propiedad o del intercambio de productos. Fue el inicio de la época en la que los que producían tuvieron que pedir permiso, y pagar por él, a quienes no producían.
El aumento de la demografía, de los que producían, obligo a los que no producían a cambiar la fuerza por otras razones para poder mantener sus exigencias de recaudación. Asi surgieron diferentes formas y nombres de organización en función de las razones esgrimidas: derechos de familia, intención de crear servicios a la población, inspiraciones espirituales propias o recibidas de entes terrestres e incluso de extraterrestres.
Como reacción en algunos territorios surgió la cesión temporal del poder, desde los que producían, a una o varias personas escogidas por sorteo o por votación directa o a través de representantes de grupos o clases. Este sistema se basaba en lo que posteriormente se denominó el contrato social y el sistema de contrapesos.
Asi se mantuvo en Roma, pero a partir de Cesar Augusto (nacido como Gaius Octavius, sobrino nieto de Julio Cesar) hubo un cambio de paradigma, y el poder de los mandatarios, sobre los que producían, creció apoyándose en una nueva base, su poder económico.
El poder económico personal de Cesar Augusto procedía del expolio económico que ejercía sobre los territorios conquistados.
Es decir igual que en el neolítico pero con mayor base territorial.
Y al igual que en el neolítico, no todo su poder económico se aplicaba en mejorar las condiciones de vida, de los ciudadanos, solo una parte se aplicaba al denominado sector clientelar, es decir grupos de ciudadanos, de diferentes clases sociales, que le apoyan en su acceso a nuevos títulos, todas sus propuestas legislativas o conquistas de nuevos territorios y que, a cambio, recibían bienes, dinero o cargos públicos.
Este sistema de gobierno, de Cesar Augusto, pretendía mantener el aspecto de república, aunque actuó como un reino hereditario, que en realidad, y asi ha pasado a la historia, era un imperio ya que extendía su dominio a otros pueblos y el poder estaba centrado en una persona.
Este sistema de gobierno se convirtió en modelo. Durante siglos, para posteriores gobernantes que a la influencia económica incorporaron otras formas de influencia, sobre la población como el arte, los libros y las costumbres egoístas y destructivas de pequeños grupos humanos que evitan su control.