Editorial 68: Experiencias veterinarias en epizootias
El aumento de la aparición de infecciones bacterianas o víricas, que adquieren pronto la característica de epidemia para aves y porcinos, creó el concepto de patología de masas, en sustitución de la patología individualizada utilizada hasta el momento.

La crianza industrial de aves y porcino cambió de forma radical los problemas que se presentaban desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, en que se crían miles de millones de individuos en grandes colectividades en instalaciones construidas exprofeso. El aumento de la aparición de infecciones bacterianas o víricas, que adquieren pronto la característica de epidemia para aves y porcinos, creó el concepto de patología de masas, en sustitución de la patología individualizada utilizada hasta el momento.
En esta situación los veterinarios patólogos se vieron obligados a desarrollar respuestas a las numerosas incógnitas que se les presentaban:
¿Cuándo debo darle importancia a un proceso patológico? ¿Cómo confirmó la relación causa-efecto de los agentes sospechosos identificados? ¿Qué influencia tienen las condiciones de la crianza tales como concentración de animales por m2 o por m3 de aire, acceso a la comida y al agua, así como a la calidad de las mismas? ¿Qué influencia tiene el área geográfica? ¿Qué influencia tiene el mismo origen de los animales y si se trata de una mezcla de animales de diferente origen? ¿Hay alguna influencia estacional o están las granjas situadas en rutas de migración de aves u otros animales silvestres más expuestas?
En tales circunstancias, los criterios establecidos por William Farr y Robert Koch, y las investigaciones realizadas por los propios veterinarios expertos en patología de colectividades, han permitido dar respuesta a las incógnitas iniciales:
William Farr (30 noviembre 1807 a 14 abril 1883) estableció que la tasa de mortalidad diaria es el principal criterio para considerar la peligrosidad del proceso que se está observando y que es necesario realizar autopsias para identificar las lesiones internas que se corresponden con el proceso. Para Farr, otros parámetros menos importantes a considerar eran las tasas de contagio y de positividad diarios.
Unos años más tarde, Robert Koch (11 diciembre 1843 a 27 mayo 1910) dio un paso más. Una vez establecidos, por Farr, los dos criterios (mortalidad y hallazgos en necropsias), Koch realizó aislamientos bacterianos. Pero para Koch no era suficiente aislar un microbio en las lesiones como para considerarlo causa de la misma. Por este motivo en 1884 formuló unos criterios destinados a vincular la presencia de un microbio con una lesión clínicamente específica como origen de la misma. Estos criterios fueron conocidos a partir de 1890 como los postulados de Koch. En esencia, se basan en aislar un microbio de un enfermo, inyectarlo en un cobaya, provocarle la enfermedad y aislar de este último el mismo microbio (y sólo este) que se aisló del primer enfermo.
De esta forma, reuniendo los criterios (de Farr, de Koch y los suyos propios), los veterinarios clínicos consideran que los principales criterios para establecer si se trata de patología de masas o no son:
- Porcentaje de mortalidad diaria superior al 0,01% de la población durante 2 días (es decir 100 fallecidos por millón de individuos)
- Hallazgos de lesiones específicas durante la realización de necropsias
- Aislamiento de agentes infecciosos específicos en lesiones específicas
- Confirmación de la patogenicidad del agente infeccioso.
En veterinaria clínica se considera que si se supera, durante 2 días, el 0.01% diario de mortalidad debe intervenirse. La primera, de las intervenciones, es la realización de necropsias en granja de todos los fallecidos y de algunos animales en estado crítico. La segunda intervención, es la obtención de muestras para enviar al laboratorio de análisis y confirmar la patogenicidad de los microorganismos aislados.
A partir de aquí, los veterinarios clínicos intentan averiguar el origen del microorganismo (alimentos, agua de bebida, instalaciones, equipamientos, rutas migratorias, infecciones verticales, convivencia de aves de diferentes edades…) y su sensibilidad a quimioterápicos acompañados de fármacos sintomáticos.
Con la primera fase de intervención cumplida se gana tiempo para prevenir futuras infecciones, establecer analíticas fiables, mejorar las instalaciones y, si procede, establecer un plan vacunal basado prioritariamente en vacunas inactivadas y sin coadyuvantes que aportan inmunidad sin posibilidad de reacciones adversas.
Dados los cambios que se han producido en la cría industrial en los últimos años, es importante seguir los procesos aquí definidos para establecer la peligrosidad de un proceso patológico. La observación y análisis de todos los puntos nos darán las claves para tratar las infecciones de la manera más adecuada posible.
Desde VeterinariaDigital reivindicamos la experiencia adquirida por los veterinarios clínicos especializados en patología de colectividades para enfrentarse a epidemias aviares y porcinas que se producen de forma cíclica. Tal como ocurrió con la Influenza Aviar y la Influenza Porcina (ambas afectaron gravemente a las colectividades avícolas y porcinas y actualmente su impacto es mínimo) o como está ocurriendo actualmente con la Peste Porcina Africana.