Editorial 63: Evaluación de las investigaciones
El criterio de Albert Szent-Györgyi, Premio Nobel de Fisiología: “Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar lo que nadie más ha pensado" puede aplicarse tanto a la investigación pura como a la investigación aplicada. Entre los grandes problemas de la ciencia actual podemos incluir la calidad de la investigación y la calidad de las publicaciones sobre investigación.
Existe una percepción, cada vez más generalizada, entre los veterinarios y profesionales relacionados (zootecnistas, técnicos agropecuarios y técnicos avícolas) de que muchas de las investigaciones y de sus publicaciones son poco o nada útiles ya que no les ayudan a tomar decisiones ni les proponen protocolos de trabajo eficientes. La investigación clínica debería por tanto centrarse en mejorar la sanidad, el bienestar animal, los parámetros productivos de las explotaciones avícolas o pecuarias y la calidad y seguridad de los alimentos producidos.
Lamentablemente a los profesores, doctorandos y alumnos se les valora o incluso, en algunos países, se les exige un número mínimo de publicaciones anuales en determinadas revistas. Ello hace que pueda llegarse a discriminar positivamente a quienes publican mucho sobre los que publican con calidad.
Por otra parte cuando se analiza la relación causa-efecto entre los microorganismos aislados en las enfermedades y la patogenicidad de los mismos se llega fácilmente a la conclusión que menos del 10% de los microorganismos aislados cumplen con los postulados de Koch. Esto hace que muchos de los trabajos farmacológicos e inmunológicos no puedan aportar utilidad en su aplicación ya que el efecto del patógeno está relacionado con causas ajenas al mismo (genética, medioambiente o nutrición) y no con la eficacia del fármaco o la vacuna que se propone.
De ahí que muchas de las investigaciones que se realizan consumen sacrificio personal, tiempo, recursos económicos y aportan escasa utilidad a sus usuarios (técnicos y productores), cuando no perdidas económicas, y desaliento al ver que los problemas que prometían solucionar se cronifican.
La aplicación rigurosa del método científico en la investigación, la revisión pluridisciplinar en las publicaciones y la evaluación de la incidencia de los resultados en la sanidad, el bienestar animal y la eficiencia son tres caminos para mejorar la percepción que los técnicos y productores tienen de la investigación veterinaria actual.
En un ciclo económico, como el presente, caracterizado por recursos limitados deberíamos racionalizar la investigación en ciencias veterinarias e invertir en proyectos que permitan pensar, en lo que nadie anteriormente ha pensado, a pesar de que muchos lo han visto y han confundido lo normal con lo frecuente.