Editorial 25: El Pacto Social en el Trabajo.
Los etólogos consideran que el trabajo en la especie humana evoluciono como sustituto de las actividades primitivas de cacería y recolección. Los grupos humanos primitivos organizaban partidas de cacería o de recolección en grupo y cuando regresaban al asentamiento compartían, parte de los frutos de la partida, con aquellos que por razón de organización social, por enfermedad o por edad no habían podido participar en la actividad. Así pues el trabajo, en etología, además de tener un sentido individual (disfrute personal de lo obtenido) tiene también un claro componente social (compartir con otros miembros de la sociedad los frutos del trabajo).
Sin embargo en los últimos tiempos se está presentando, en algunos países, cada vez con mayor intensidad un claro desinterés por el trabajo e incluso la utilización de la estructura estatal de protección como medio de vida. Señalaremos unos ejemplos recientes extraídos de los medios de comunicación:
1. En un mismo ejemplar de periódico se puede leer, en un mismo día de invierno, las dos noticias: “la hazaña de trabajar bajo cero» y «el intenso frio no pudo con la celebración de la fiesta popular». El mensaje es diáfano en iguales condiciones climáticas trabajar es una hazaña por su gran dificultad y estar de fiesta es una alegría.
2. En un mismo ejemplar de periódico se puede leer, en un mismo día del verano de 2011, las dos noticias: una «el centro nacional de nuevas tecnologías presenta su manual de Prevención de riesgos laborales debidos al estrés térmico por calor ,en el que se puede leer, que con los fuertes calores del verano en nuestro país y teniendo en cuenta que se espera que aumenten las olas de calor debido al cambio climático, esta amenaza se extiende a muchos tipos de trabajo y condiciones. Sobre todo se hace especialmente peligrosa en los trabajos al aire libre, y más adelante se dice, los riesgos para la salud y la seguridad de los trabajadores, originados al trabajar en condiciones calurosas, se deben a que puede producirse una acumulación de calor en el cuerpo» y dos «este domingo hubo una presencia masiva en las playas y los bañistas disfrutaron del sol aun en los momentos más calurosos del día». El mensaje es el mismo, que en el párrafo anterior, trabajar al sol es un peligro por causa del estrés térmico pero exponerse al sol en la playa a las horas de más calor es un disfrute.
3. En otro periódico puede leerse que una autoridad eclesiástica señala «Hay que cambiar la mentalidad de ser un pueblo subsidiado, que siempre busca la solución en que me solucionen otros el problema» y sigue «Un porcentaje muy alto, cercano al ochenta por cierto, de los chicos buscaba ser funcionario. Eso es una enfermedad social» y termina «en este sentido desde que ha empezado la crisis, la sociedad es heredera de «cierta tradición paternalista», en la que todos esperan que los problemas los resuelvan las autoridades…”
Así pues finalmente se trata de las autoridades. Veamos pues que pasa con las autoridades depositarias del denominado pacto social que nos permite convivir en paz y que consiste en que los ciudadanos renunciamos a ejercer nuestro derecho a hacer justicia, del disfrute de algunos bienes personales, a cambio de que el Estado haga justicia y administre adecuadamente. Si el Estado nos falla en esto, todo lo demás es accesorio y deja de justificarse su existencia; el pacto social está roto. «En los últimos meses se extiende en la ciudadanía la sensación de que el uso del dinero publico es inadecuado, de que la justicia y la protección social son poco equitativas y que el pacto social es usado en beneficio de unos pocos en detrimento de muchos.
Cuando se extiende la sensación entre la ciudadanía de que el pacto social está roto la vertiente social del trabajo también se rompe y cada ciudadano solo atiende a la parte de disfrute personal de lo obtenido por el trabajo propio o por los mecanismos de protección de otros. La diferencia radica en que en los principios de la organización humana la aportación era voluntaria y ahora se realiza por obligación del estado lo que equivale, en estos momentos, a entregar el cuidado del gallinero a la zorra. De ahí que la ciudadanía acabe considerando que trabajar con frio o con calor es una hazaña peligrosa y hacer una fiesta en plena helada o irse a la playa en pleno calor es una fiesta. En el primer caso se trabaja y parte del trabajo se deposita en un fondo de cuyo manejo publico existen dudas razonables y el segundo caso se hace una fiesta para disfrute propio y para compartir con otros sin intermediarios.
Los ciudadanos reaccionan a una perversión publica y se comportan de forma contraria a lo que indica la etología y los estados, especialmente los europeos, deberían revisar su actuación para que la ciudadanía retorne al interés por el trabajo bien hecho y a la voluntariedad de compartir parte de los beneficios de su trabajo con los demás a través de la protección social regida desde lo público o desde lo privado según la opinión de cada uno.