Editorial 20: El ejemplo de Norman Borlaug
Consideramos que debemos fijar de nuevo la atención en acciones como las que en 1970 le valieron el Premio Nobel de la Paz a Norman Borlaug por las mejoras sociales y económicas de la Revolución Verde.

El lector de las informaciones económicas de actualidad es transportado a un mundo irreal. Las crisis económicas de los sectores bancarios, de la deuda soberana y de las monedas (huérfanas del patrón oro) llenan titulares y son el principal objetivo de las reuniones de comités económicos y políticos en todo el mundo.
Sin embargo las noticias sobre el aumento de los pobres en los países europeos y las crisis alimentarias en amplias zonas del mundo no merecen prácticamente la atención de los creadores de opinión pública.
A esta situación se ha llegado, entre otras muchas causas, por la llegada al poder de representantes de grupos de presión más interesados en repartir la riqueza, que otros crean, que en crear riqueza real.
Consideramos que debemos fijar de nuevo la atención en acciones como las que en 1970 le valieron el Premio Nobel de la Paz a Norman Borlaug por las mejoras sociales y económicas de la Revolución Verde.
El trabajo que Borlaug inició en 1943 en el Estado de Sonora (México) fue un éxito y la producción de trigo en este país pasó de 750 kg por hectárea en 1950, a 3.200 kg en la misma superficie en 1970. En el cultivo de trigo se llegó a los más altos resultados en la producción del cereal en años 1978 a 1980 con una producción de 6500 kilogramos por hectárea en promedio, en una extensión de 150000 hectáreas en el Estado de Sonora , siendo su centro se experimentación el Valle del Yaqui , en Ciudad Obregón (Sonora ). Por esta razón todavía hoy Ciudad Obregón y el Estado de Sonora son unas de las zonas de mayor producción cerealista mundial. La extensión de esta revolución a otros países como Argentina, India y China aumento la producción mundial de grano en un 250%
Pero Borlaug además de estimular la creación de riqueza real tuvo que enfrentarse a las críticas de los que según el mismo: "Si vivieran sólo un mes en medio de la miseria del mundo en desarrollo, como he hecho por cincuenta años, estarían clamando por tractores y fertilizantes y canales de riego y se indignarían que elitistas de moda desde sus casas les estén tratando de negar estas cosas"
Debemos acabar esta editorial con otro aforismo de Borlaug al definir la Revolución Verde como:
"un cambio en la dirección correcta, pero no ha transformado al mundo en una utopía."
Esperemos que la clase dirigente mundial actual se olvide de las utopías que pretenden dirigir el mundo desde las prohibiciones legales argumentando temores a la seguridad y se dedique a los problemas reales de los ciudadanos, salvando vidas (se calcula que la Revolución de Borlaug salvo la morir de hambre a más de 1000 millones de personas) en lugar de salvar sistemas económicos de ficción.