Editorial 13: Organizaciones Intergubernamentales y Otros.
Si nos concedemos un tiempo para leer y meditar, sobre el hambre y las enfermedades en el planeta, llegaremos al convencimiento de que la situación lejos de mejorar empeora día a día.
Así en un país africano en 1970 un hambruna provocó cerca de 300.000 muertos en las provincias de Welo y Tigray, en 1980 en el mismo país una gran hambruna dejó cerca de 1.000.000 de muertos y en 1985, unos 7,7 millones de personas sufrían por la escasez de alimentos, de los cuales, 2,5 millones estaban en riesgo directo de hambre.
En 2011, en América Central, el 50 por ciento de los niños de menos de cinco años sufren desnutrición crónica, mientras 33 países, de diferentes áreas geográficas, se ven enfrentados a problemas políticos y desórdenes sociales a raíz de la crisis alimentaria.
Si analizamo
s la situación de las zoonosis y otras enfermedades, mal llamadas, emergentes
veremos que la situación no es mejor.
Llegados a las primeras conclusiones, inmediatamente surgen, entre otras, las preguntas:
¿Cómo es posible que la industria avícola produzca proteína de calidad con rapidez y que haya hambrunas en los diferentes países?
¿Cómo es posible que disponiendo de métodos de diagnóstico y elaboración de vacunas o fármacos avanzados se extiendan las enfermedades?
No se trata de ausencia de tecnologías, se trata de ineficacia del sistema de resolución de problemas y esencialmente de ineficacia del sistema de prevención.
Si analizamos los sistemas de resolución de problemas y los sistemas de prevención de problemas que afectan a determinadas esferas de la administración de muchos países descubriremos que se actúa con la máxima eficacia, ocasionalmente incluso, en contra del ciudadano. Por tanto cuando un problema no se resuelve en un tiempo prudente, al contrario aumenta, o cuando este problema no se previene, una y otra vez, a lo largo de décadas podemos llegar a la conclusión que no se resuelve y no se previene porque no existe voluntad de hacerlo.
Los gobiernos, las administraciones públicas, las organizaciones intergubernamentales y sus organizaciones especializadas podrían analizar su voluntad y capacidad para solucionar problemas que afectan a gran parte de la humanidad y de los que todos podemos llegar a ser victimas involuntarias.
Podrían analizar, por ejemplo, la influencia de factores negativos como la corrupción, la diferencia entre voluntad de solucionar problemas y la utilización de los problemas para obtener réditos propagandísticos, la confusión entre elaborar reglamentos y la solución real de los problemas, la aprobación de presupuestos propagandísticos sin dotaciones económicas reales, la utilización de dotaciones económicas reales para usos diferentes a los especificados, el uso de estructuras como destino supranacional de funcionarios por diversos motivos (algunos de ellos deplorables) en contraposición a estructuras eficaces y otras consideraciones.
Desde Veterinaria Digital celebraríamos una mayor aproximación de las Administraciones a las necesidades reales de los ciudadanos, una mayor comunicación entre responsables y la sociedad civil real de cualquier condición o lugar y ponemos a disposición, de los interesados, un lugar de comunicación para acordar iniciativas en favor de un mayor bienestar general.