Todos los seres vivos, ya sean unicelulares o pluricelulares, están constituidos por células. Podemos afirmar que la vida se basa en el funcionamiento de las células y la muerte en el cese de dicho funcionamiento. También podemos afirmar que las funciones vitales de cada célula se basan en el funcionamiento de los ribosomas de dichas células.

Los ribosomas son orgánulos celulares compuestos por RNA y proteínas formando dos subunidades de diferente peso. Se sintetizan en el nucléolo y se depositan en el citoplasma donde realizan funciones de lectura de la cadena de nucleótidos del ARN procedente del núcleo para formar cadenas de aminoácidos que constituyen las proteínas específicas y funcionales de cada tipo de célula.

Sin embargo el funcionamiento de los ribosomas no es un fenómeno autónomo, ya que están vinculados a dos tipos de substancias derivadas de las rutas del ácido shikímico y de la lectina y ambas, a su vez, están codificadas en el ADN circular de las células vegetales.

Este es el mecanismo bioquímico que los vegetales han usado, en exclusividad, durante millones de años para formar primero, al ADN circular de las mitocondrias, dando origen a las células animales, para sintetizar en segundo tiempo, el ácido shikímico y sus derivados que estimulan el nucléolo y el núcleo de las células animales para que formen ribosomas , y finalmente para sintetizar lectinas a partir de carbohidratos que una vez unidas a aminoácidos dan lugar a N-glycosidasas que inhiben la función de los ribosomas.

Así pues en el ADN circular de las células vegetales se encuentra codificado el principio y el final de la vida celular tanto vegetal como animal.