Inteligencia de las plantas. Divulgación 93

La hipótesis del ADN circular vegetal, como molécula primigenia del origen de la vida en La Tierra, y como molécula precursora y de expresión del ADN circular animal requiere de múltiples comprobaciones antes de convertirse en la Teoría del ADN circular vegetal.
En blogs anteriores se han aportado pruebas relacionadas con la capacidad exclusiva, que solo tiene el ADN circular vegetal, de generar el mecanismo de la producción de oxígeno, carbohidratos y ácido shikímico. También se han aportado pruebas que vinculan el desarrollo embrionario normal de algunos órganos animales (ojo, sistema óseo…) con la presencia de determinados nutrientes vegetales en los alimentos de la madre (tanto en peces, aves como en mamíferos).Estas informaciones nos acercan paso a paso a la confirmación de que substancias de origen vegetal, cuya producción está regulada por el ADN circular, influyen de forma directa a través de mecanismos metagenéticos en la expresión del ADN circular animal.
En este blog aportaremos más información de esta relación entre el ADN vegetal y ADN animal.
Hasta hace poco se consideraba que los vegetales no tenían inteligencia y esto era un grave problema en la demostración de la hipótesis del ADN circular. Si los vegetales no disponen de estructuras anatómicas que sustenten actividad inteligente, difícilmente la información genética animal que la sustenta, puede proceder de la información genética vegetal. Sin embargo en los últimos años los neurofisiólogos vegetales están avanzando en la obtención de pruebas que parecen demostrar que los vegetales están dotados de capacidad de entender, de memoria, de capacidad de decisión e incluso de ciclos circadianos similares, aunque más básicos, a los de los animales.
Si entendemos por inteligencia la capacidad de entender, asimilar, resolver problemas y almacenar información podemos afirmar a la vista de las nuevas pruebas que los vegetales poseen un cierto grado de inteligencia sustentada en estructuras anatómicas primitivas que funcionan mediante moléculas idénticas a las usadas por los animales.
Los neurofisiólogos vegetales parten de la afirmación de Darwin (1880) conocida como "root brain" que afirma que el ápice de la raíz tiene una función similar a la del cerebro de los animales ya que es capaz de recibir señales del entorno y coordinar una respuesta en forma de movimiento de las raíces.
Podemos resumir brevemente algunas de las pruebas aportadas en el estudio del comportamiento de raíces y ramas:
1. Dr. Michel Thellier ha demostrado que en los rizoides de las algas, y en los ápices de las raíces de vegetales superiores, existen unas formaciones denominadas estratolitos, que les permiten dirigir las raíces hacia el suelo al percibir el efecto de la gravedad.
Los otolitos son estructuras que realizan estas mismas funciones en animales, situándose en su
sistema vestibular, y son la base del sentido del equilibrio.
2. Dr. Frantisek Baluska ha demostrado que en la base de la raíz de los vegetales existen células, similares a las neuronas de los animales, en las que se puede localizar las moléculas auxina, actina y miosina. Estas moléculas tienen efectos sobre la elongación y contracción de las células vegetales y que tienen igual función en las células animales.
(3) Finalmente Dr. Peter Folckman ha demostrado que las plantas disponen de ciertos recursos de memoria en especial en las decisiones relacionadas con la dirección de crecimiento de las ramas.
Todas estas funciones se basan en estructuras anatómicas y determinadas moléculas, pero sean cuales sean, todas ellas deben estar reguladas por un código genético vegetal que podría ser el origen del código genético animal.
Puedes leer más de este tema aquí:
La inteligencia de los vegetales-2: Los movimientos de las plantas. Divulgación 94