Transparencia 34: Victimas exiliados por la corrupción
En los últimos tiempos los medios de comunicación europeos, en línea con la filosofía de este blog, tratan sobre la importancia de la corrupción como tema de interés prioritario para la ciudadanía y como causa moral y material de la crisis económica en muchos países.
En Veterinaria Digital quisiéramos hacer una aportación a esta situación partiendo del estudio, publicado en la entrega (XXXI) sobre la psicología de los corruptos, señalando la existencia cada vez más numerosa de las víctimas de la corrupción y de los exiliados por la corrupción. Su número es directamente proporcional a la intensidad del paro, de la emigración y en general directamente proporcional a la gravedad de la crisis económica.
Expondremos nuestro razonamiento. La corrupción es la preocupación nº 1 de los ciudadanos y ocupa aproximadamente el 25% del espacio en los medios de comunicación general. Uno de ellos publicaba una definición sobre los dos actores que intervienen en los actos corruptos.
Así se definía el corrupto como «actor del hecho como la persona real que por volición propia y/o ajena y con intención cognoscitiva premeditada, maneja uno o varios medios de un sistema público y/o privado para beneficiarse para sí y/o para otros de los resultados que este manejo tendencioso produce, en contra del universo de individuos para los cuales el sistema fue ideado para servir y beneficiar».
Y se definía al corruptor como «actor e incitador al hecho, como la persona real que con volición propia e intención cognoscitiva premeditada y alevosa induce, incita y/o coacciona a otra a corromperse e integrarse así al sistema de corrupción pública institucional».
Si consideramos que convertirse en corrupto es una decisión que se toma a los 9 años, en que el cerebro humano define un retrato de las futuras predilecciones de dedicación laboral, y si la hipótesis expuesta en Veterinaria Digital es correcta la figura del corruptor desaparece, se transforma en un corrupto tipo II perteneciente a la esfera privada y que colabora con el corrupto tipo I perteneciente al sistema público. En el blog de Transparencia nº12 señalábamos «En Estados Unidos le denominan «The revolving door» y podríamos traducirlo por «La puerta giratoria». Se trata de la denominación de un fenómeno mediante el cual, quienes trabajaron en la administración pública pasan a trabajar en empresas del sector privado relacionadas con su anterior actividad pública. Incluso en ocasiones tras un nuevo cambio de gobierno vuelven a ocupar sus cargos anteriores en la Administración. De aquí la denominación de puerta giratoria: del gobierno a las empresas y de estas al gobierno «Este sería un tipo II de corrupto que aunque actúa desde el sector privado procede del sector público o bien actúa desde el sector privado en el seno de organizaciones patronales, sindicales, o lobbies de influencia que se convierten en correas de transmisión de los sectores ejecutivos y en influyentes de los sectores legislativos.
En lugar de la figura general del corruptor deberíamos incluir la figura de la víctima del corrupto. Podríamos definirla como el actor del hecho que por imposibilidad de desarrollar su actividad se ve en la necesidad de pagar al corrupto. Nadie paga por obtener un permiso si la igualdad de oportunidades contemplada en la ley le permite tener el mismo permiso sin pagar la corrupción.
Finalmente en Veterinaria Digital queremos proponer un cuarto actor, la del exiliado por la corrupción. Se trata de la persona que no habiendo querido ser víctima del corrupto y ante la ineficacia de la protección de la justicia tiene que cambiar de país para poder desarrollar su actividad.
Consideramos que todos aquellos analistas que busquen el origen del nivel de paro, de la deslocalización de las pequeñas y medianas empresas, de la emigración de profesiones o investigadores y del incremento de costes deberían tener en cuenta, entre otros elementos la figura de la víctima del corrupto y la figura del exiliado por corrupción. Mientras no se elimine la lacra, que supone la existencia de corruptos (tipos I y tipos II) en la Administración Pública y áreas relacionas mediante puertas giratorias, las economías no crearan empleo, los precios subirán y las empresas y los profesionales se deslocalizaran.