In memoriam: Prof. Dr. Carlos Luis de Cuenca y Esteban
El 21 de junio de 2012 se conmemora el 1er aniversario del fallecimiento del Prof. Dr. Carlos Luis de Cuenca y Esteban.

Nacido en Madrid el 22de Abril de 1943 en el seno de una familia de tradición veterinaria y académica, falleció en Madrid, a los 69 años, el 21 de Junio de 2011.
Inicio sus estudios de veterinaria en 1961 y durante sus tiempos de estudiante fue miembro de la delegación española de IVSU (International Veterinary Students Union). Fue Licenciado en Veterinaria en 1967 por la Facultad de Veterinaria de Madrid, con Premio Extraordinario en la Licenciatura y, este mismo año, inicio su colaboración en el Instituto de Investigaciones Veterinarias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y en el Patronato de Biología Animal. Colaboración que mantuvo hasta 1972.
En 1970 consiguió el grado Doctor tras la defensa de su tesis sobre genética titulada: “Estudio del cariotipo en cuatro especies de aves domésticas» obteniendo la calificación de Sobresaliente cum laude y Premio Extraordinario del Doctorado.
Este mismo año ingresó, por oposición, en la XXIII Promoción del Cuerpo Nacional Veterinario y un año más tarde, 1971, accedió también mediante oposición a la plaza de Profesor Adjunto de Genética en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
También en 1971 (18-22 Agosto) asistió en México al XIX Congreso Mundial de Medicina Veterinaria. Entre las recomendaciones surgidas del congreso, que influyeron en su trayectoria, fue la conveniencia de crear asociaciones de especialistas en las diversas áreas. Durante este viaje conoció a Dr. Félix Gordón Ordás veterinario y político republicano español, creador de la Dirección General de Ganadería durante la Republica española, embajador ante México y años más tarde Presidente del Gobierno de la República española en el exilio (1951-1960).
Desde 1974 se responsabilizó, en la conocida coloquialmente como la «casa del gato» en el Palacio del Ministerio de Agricultura de la Plaza Infanta Isabel de Madrid, del Negociado de Mejora y Ordenación de la Avicultura y otras especies.
Esta posición en el Ministerio le ocasiono años más tarde una situación de incompatibilidad, razón por la cual abandono la enseñanza, quedando por ello la profesión veterinaria, por razones exclusivamente políticas, privada de un excelente docente e investigador.
A partir de este momento dedico a su actividad a la función administrativa, siempre en el sector de la profesión veterinaria, en cuya carrera llego al rango de Subdirector al ocupar entre 2002 y 2004 la Subdirección General de Planificación Alimentaria del Ministerio de Agricultura, y a colaborar con numerosas publicaciones e instituciones científicas.
Así fue miembro del consejo de redacción de las revistas impresas Cárnica 2000 y Explotación Agraria así como de la revista electrónica Redvet y colaboro como secretario (1975) con la Sociedad Ibérica de Nutrición Animal y como presidente (1984) de Asescu (Asociación Española de Cunicultura)
Además de estas colaboraciones con entidades, ya organizadas, fue pionero de la Revista Veterinaria Española que dirigió desde 1975, de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Madrid (1975) en la que ingreso como académico el 8 de noviembre de 1979 y de la Asociación Española de Especialistas en Micología (1977) de la que es Presidente Honorario desde 1984 y a la que presto su casa como sede fundacional debido a las restricciones burocráticas existentes en aquella época.
Finalmente para terminar este repaso por su curriculum profesional destacaremos dos eventos muy importantes para su persona como fueron la presidencia de la Real Academia de Ciencias Veterinarias en Diciembre de 2005, la constitución de la Asociación Iberoamericana de Academias de Ciencias Veterinarias en octubre de 2006 y la celebración de su primer encuentro científico en Mayo de 2011 en Madrid.
Su pensamiento sobre la importancia de la profesión veterinaria podría resumirse en la frase pronunciada en su Discurso Conmemorativo del XXV Aniversario de la Reconstitución de la Real Academia de Ciencias Veterinarias:
«No es baladí la modificación del nombre entre una y otra fundación: esta última se despojó de la constricción ¿Medicina?, para hacerse más universalista y acoger todas las demás ramas de la ciencia veterinaria que ya se intuían, aunque hacía siglos que se practicaban. Me refiero a la inspección de alimentos y a la zootecnia, con este nombre, porque mejora animal ya la practicaba la humanidad desde siempre, siendo en España los albéitares y protoalbéitares los antecesores inmediatos en su práctica. Esto debe hacernos recapacitar tanto a dirigentes como a profesionales, ya que constreñir en uno solo de los cuatro pilares básicos, la sanidad animal, el fundamento científico veterinario, olvidándose de la alimentación, la genética y el manejo (hoy llamado bienestar), deriva hacia la pérdida del acervo profesional y la indigencia científica. No siempre las directrices de la Unión Europea son acertadas. A efectos recordatorios, debo decir que en el plan de estudios de 1822, ya existía la asignatura de Producción Animal.»
En el plano personal señalaremos su permanente voluntad de aprender y su interés por los viajes. Ambas cosas hechas siempre en la voluntad de servir y dar grandeza a la profesión veterinaria. Su grave enfermedad enfrentada psicológicamente con la frase «no podrá conmigo» le llevo a una cierta decepción con el país al que había servido, de buena fe y de forma generosa, al darse cuenta en palabras suyas de que «aquí hay que recurrir a las amistades hasta para respirar»
«NIHIL PROLATANDUM RATUS»